La Voz del Interior

Emboscada mortal a tiros, a metros de una comisaría

Una patota, que se movía en auto y motos, mató a un muchacho en barrio Müller. A media cuadra está el precinto 32. No hay detenidos. Creen que la banda quería vengarse de otra persona tras un asalto.

- VIOLENCIA URBANA Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

“Está bien, es cierto que varios miembros de nuestra familia están presos y condenados por graves delitos, y pasarán muchos años presos… Pero este pibe que mataron era muy bueno. Era sano, era laburante, ayudaba en su casa a su mamá. No se merecía morir así”.

Beatriz Jatib habla entre llantos y quienes la rodean, en plena calle de tierra bajo la sombra de un árbol, callan y oyen atentament­e.

Beatriz no es una más en la familia. Es una voz de peso.

Es la esposa de Jesús Nazareno Jatib, un peligroso delincuent­e que purga una dura condena en prisión por un brutal homicidio y que tiene vínculos narcos, según lo demostró la Justicia. Otros familiares de Jesús están presos tanto por venta de drogas, como por secuestros a narcos. Eran miembros de la peligrosa banda conocida como “los Coreanos”.

Y ahí está Beatriz hablando. A su alrededor, algunas mujeres se secan las lágrimas, otras maldicen por lo bajo, algunos varones fuman en silencio y otros van y vienen y prometen venganza.

Es media tarde del jueves y el grupo familiar y de conocidos está despidiend­o los restos de José del Valle Jatib. El velatorio se hace en un sencillo galpón familiar.

El muchacho de 38 años, a quien todos conocían como “Sapo” en la barriada, fue asesinado de al menos un balazo por la espalda, en la madrugada de ayer, en el marco de una emboscada callejera por parte de una banda de delincuent­es en barrio Müller, al este de la ciudad de Córdoba.

La impunidad de la banda fue tal que el ataque con pistolas se cometió a escasos metros de la Comisaría N° 32 de la Policía.

José del Valle Jatib volvía a su casa –donde vivía con su madre Olga y algunos de sus cuatro hermanos en calle Solares, a metros de Monteagudo– cuando apareciero­n miembros de una patota por ambos lados de la calle de tierra. Eran poco más de las 0.30.

Según testigos, los matones andaban en tres motos y en un auto oscuro. No está claro cuántos se bajaron armados.

Lo que sí se sabe, según testigos y fuentes policiales, es que uno de ellos era un muchacho vinculado a la venta de drogas en Yapeyú, barriada ubicada al frente de Müller, río Suquía de por medio.

Está señalado de liderar una banda que consigue armas como nada en las “transas” (negocios) de droga. No lo dice el cronista; lo afirma con suficienci­a una veinteañer­a que fue al velatorio.

Jatib recibió al menos un tiro por la espalda. Un familiar alcanzó a llevarlo en un auto a una clínica. Su corazón no resistió.

Brutal venganza

“Mi sobrino era bueno. No andaba en las malas. Él trabajaba en una curtiembre. Jamás hizo una mala. Lo asesinaron y no tenía nada que ver”, dice, entre llantos, Alejandra Jatib, otra tía.

En Müller, como en otras barriadas de la Capital donde muchas veces impera el código del disparo y la venganza, al margen del aparato policial-judicial, se sabe muy bien quién es quién.

En ese marco, la versión que sobrevuela es que los delincuent­es de la emboscada querían “vengarse” de “otro muchacho”, a raíz de un salvaje asalto domiciliar­io ocurrido en Yapeyú, días antes. En aquel golpe delictivo, donde se robó un auto y electrodom­ésticos, una joven la pasó muy mal. Fuentes policiales reconocier­on

a La Voz que la hipótesis es que el crimen habría sido una derivación de aquel asalto. Y fueron más allá: “Buscaban a uno para vengarse y se agarraron con un pibe que no tenía nada que ver”. Hay sospechoso­s identifica­dos. Nadie preso.

Jesús Jatib, el tío del joven asesinado, ayer habló desde la cárcel con su familia. Dio apoyo, consuelo y habría brindado consejos.

Según varios de la familia Jatib, hace tiempo que la banda de Yapeyú viene cometiendo distintos ataques en su contra.

No eran pocos los hombres que, ahora en la familia Jatib, prometían que esto no iba a quedar así.

“¡Ustedes, se callan!”, dirá otra tía respetada. “¿Ustedes saben lo que es estar 30 años preso?”.

 ?? (SERGIO CEJAS) ?? Dolor. Miembros de la familia Jatib lamentaban ayer el asesinato del muchacho. “Era un buen chico, no andaba en cosas malas como varios de los nuestros”, dijo una tía de la familia. No hay detenidos.
(SERGIO CEJAS) Dolor. Miembros de la familia Jatib lamentaban ayer el asesinato del muchacho. “Era un buen chico, no andaba en cosas malas como varios de los nuestros”, dijo una tía de la familia. No hay detenidos.

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