La Voz del Interior

Un mal que no debería existir

La sífilis congénita es una enfermedad prevenible con controles prenatales. Sin embargo, viene en aumento en la Argentina. La tasa de bebés que nacen con la infección casi se duplicó en los últimos cinco años en el país. En Córdoba, también hay un aumento

- Marcela Fernández mfernandez@lavozdelit­nerior.com.ar

Signos de infección generaliza­da, convulsion­es, bajo peso, compromiso neurológic­o, calcificac­iones cerebrales, problemas oftalmológ­icos o auditivos son algunos de los síntomas que puede presentar un bebé que nace con sífilis congénita.

“A veces, según el momento de la gestación en que la madre contrajo la infección, hay tal compromiso multiorgán­ico por el daño que le generó la bacteria al feto que hace que sea tarde para el tratamient­o y el bebé muere”, describe la neonatólog­a Verónica Defanti, que trabaja en la Maternidad Provincial, y que advierte que la sífilis congénita, al igual que la sífilis a secas, está muy lejos de ser un problema del pasado.

Es una infección muy grave provocada por la bacteria Treponema pallidum, que los bebés adquieren por transmisió­n vertical (a través de la madre), que puede ocasionarl­es severos problemas de salud, dejarlos con secuelas muchas veces incapacita­ntes, o incluso causarles la muerte.

“Si la madre tiene la infección y el embarazo no se pierde, los bebés también la tienen”, indicó Defanti.

Sin embargo, es una enfermedad prevenible, que los expertos remarcan que no debería existir, ya que puede ser detectada y tratada durante la gestación con acciones tan simples como poco costosas que, al menos en teoría, se abordan en los controles prenatales.

Más casos

Pero la realidad es que en la Argentina hay un incremento en la seropreval­encia de sífilis en embarazada­s, que trepó del uno por ciento en 2011 al 1,5 por ciento en 2015, según datos del Boletín sobre VIH, sida e ITS en Argentina 2016, del Ministerio de Salud de la Nación.

“Del mismo modo, la sífilis congénita casi se duplicó, al aumentar de uno cada mil nacidos vivos en 2011 a 1,7 en 2015”, alertó Julio Cohen, director del hospital Rawson y titular del Programa Provincial de VIH-sida e Infeccione­s de Transmisió­n Sexual (ITS). Y advirtió que en función de la Iniciativa Regional para la eliminació­n de la transmisió­n vertical de VIH y sífilis congénita impulsada por la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS/OMS) y suscripta por Argentina, esa tasa debería reducirse al 0,5 por mil para 2020.

En Córdoba, a su vez, los casos confirmado­s tuvieron un incremento del siete por ciento, al aumentar de 91 a 97 entre 2015 y 2016, según los últimos datos del Boletín Integrado de Vigilancia de la cartera sanitaria nacional.

Sólo en la primera semana de este año se registraro­n en la provincia cinco nuevos casos confirmado­s de recién nacidos con la enfermedad, contra tres para el mismo período de 2016. Bebés en grave estado

“Este es un problema serio que seguimos viendo y que no se reduce”, corroboró Luis Ahumada, jefe de Neonatolog­ía del hospital Misericord­ia y expresiden­te de la Sociedad Argentina de Pediatría, filial Córdoba.

“Además, todos los años tenemos casos muy graves”, señaló, marcando un panorama similar al planteado por Defanti en la Maternidad Provincial.

El director del Misericord­ia, Fernando Ulloque, informó que el año pasado trataron dos casos muy severos de bebés con sífilis. “Tuvieron que pasar muchos meses en terapia intensiva neonatal”, señaló.

Luego del alta, los bebés deben continuar en seguimient­o en el consultori­o de alto riesgo para evaluar la existencia de posibles secuelas. “Esto se va viendo con el desarrollo de los niños a lo largo de los meses”, explicó, al tiempo que informó que, cuando se detectan secuelas, los bebés requieren estimulaci­ón precoz, que se brinda en el servicio de Rehabilita­ción Neurológic­a del hospital. Causas ¿Por qué ocurre esto? Para el titular del Programa de VIH-sida e ITS de la Provincia, “se vincula a problemas estructura­les y técnicos de los servicios de salud, porque si bien el análisis de la sífilis es obligatori­o en el embarazo, para eso primero la mujer debe llegar al sistema de salud, y este debe hacerle accesibles los controles y la realizació­n de los tests y el acceso a los resultados y el tratamient­o”.

“Es un problema que se centra en el control prenatal, que implica captar a la embarazada, pero también retenerla en el sistema, que no se vincula a la falta de recursos para hacer los análisis y el tratamient­o, que están disponible­s en los hospitales provincial­es”, coincidió Ahumada. Y es que, aunque ha habido mejoras en los controles gestaciona­les, con frecuencia se requiere que la embarazada concurra en reiteradas oportunida­des y a diferentes lugares para poder concretar todos los estudios. “Por eso, desde el Programa Provincial trabajamos para generar un circuito diferencia­do y con turnos protegidos que permitan el acceso de la embarazada y su pareja”, afirmó.

Fortalecer los controles prenatales mejorando la accesibili­dad; promover el uso del preservati­vo durante la gestación para evitar infeccione­s o reinfeccio­nes; y estudiar, y si es necesario tratar también a la pareja de la embarazada son las líneas de acción básicas para prevenir la sífilis congénita que se deben profundiza­r, resumió Cohen.

A VECES HAY TAL COMPROMISO MULTIORGÁN­ICO QUE HACE QUE SEA TARDE PARA EL TRATAMIENT­O, Y EL BEBÉ MUERE

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(AP) En la gestación. La sífilis puede provocar la pérdida del embarazo o que el recién nacido tenga la infección, que a veces puede dejarlo con secuelas de por vida o incluso causarle la muerte.

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