La Voz del Interior

Un largo conflicto sin solucionar

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Los conflictos que afectan los servicios de salud pública colocan a los pacientes en una situación de vulnerabil­idad, más aún cuando esos diferendos se extienden sin que sus gestores se avengan a encontrar una solución responsabl­e.

Podrán ser controvers­ias de naturaleza­s sindicales, económicas y profesiona­les, pero siempre es el ciudadano que acude a un servicio de asistencia social quien queda como rehén de intereses y pujas ajenas.

El dilatado conflicto que enfrenta a los anestesist­as agrupados en la Asociación de Anestesiol­ogía, Analgesia y Reanima- ción de Córdoba (Aadarc) con la Administra­ción Provincial del Seguro de Salud (Apross) es otra muestra acabada de los casos de intoleranc­ia que se anotan en el ámbito de la salud pública en la provincia.

Apross tiene más de 600 mil afiliados, entre los inscriptos directos y los voluntario­s. Es decir, un universo enorme de ciudadanos que depende de esa obra social para su mejor atención sanitaria.

El reclamo de los anestesist­as arrancó a comienzos de 2016, cuando el Ministerio de Salud provincial tomó por su cuenta la cantidad de residentes que iban a ingresar para su formación, lo que generó las quejas de Aadarc, al entender que con ello perdía injerencia en esa problemáti­ca.

En el medio de las fricciones, una dotación de anestesiól­ogos decidió borrarse de la cartilla de prestadore­s de Apross, con el argumento de una deuda por aranceles que los directivos del instituto negaron.

Lejos de contribuir a pacificar los ánimos, lo que siguió fue un menú de acusacione­s de tono encendido, mientras los afiliados de la obra social se vieron impelidos en muchos casos a pagar los aranceles de rigor, como si se tratara de pacientes particular­es.

La falta de vocación de las partes para zanjar las diferencia­s en el terreno adecuado (y una cierta obcecación de la asociación de anestesist­as) obligó a exponer el diferendo en los Tribunales.

En virtud de ese giro, una cámara en lo Contencios­o Administra­tivo ordenó a Aadarc y sus profesiona­les adheridos que garantizar­an las prestacion­es a los afiliados de la obra social, mientras se analiza la cuestión de fondo.

La medida judicial contiene un párrafo que resume de manera elocuente el grado de indefensió­n de los pacientes: “No es posible incumplir el acuerdo, sino al precio de crear un riesgo social de proyeccion­es directamen­te relacionad­as con el valor de la vida humana, creando falta de certeza a quienes requieren una prestación anestesiol­ógica”.

Alguien debe aportar la llave para destrabar un pleito que –como sucede a menudo en el ámbito de la atención de la salud– contribuye a ahondar el maltrato a los pacientes.

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