Un recorte caprichoso y cómodo
El envío argentino a ARCOMADRID es poco representativo. Esto no es un problema nuevo ni grave. Es decir, sí es grave pero desde hace tiempo venimos acostumbrados a naturalizar este tipo de fenómenos.
Hay muchos programas “federales” que tienen la inevitable característica de dejarse ser constituidos por pocas voces de inmensa centralidad. Lamentablemente, este caso no es la excepción y la feria de galerías que propone al país Argentina como invitado contará con la asistencia de un 99 por ciento de galerías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Algunas representan a artistas del interior del país que viven en Buenos Aires, también.
Es una lástima para la comunidad argentina y no debiera ser tomado con liviandad, ya que se están destinando muchos recursos y dinero del Estado (se podría discutir mucho si es el lugar don- de el Estado debiera hacer énfasis o al menos cuestionarnos este punto) para llevar adelante este evento que no va a ser más que un recorte caprichoso y cómodo de una escena que, evidentemente, no es tal, ya que los actores “principales” desconocen al que está al lado, literalmente.
El problema, creo, tiene que ver con quedarse quietos.
Admiro profundamente a los curadores, gestores, funcionarios, artistas, críticos que se toman el tiempo de recorrer el país, las producciones y los espacios que no ven todos los días, porque es solamente a partir de esos gestos, de esas inquietudes, que puede llegar a pasar algo realmente diferente, nuevo.
Si los curadores, que son quienes intervienen en estas instancias de selección, hablan sistemáticamente de arte argentino y no tienen en cuenta a las 22 provincias restantes que lo constituyen, es el Estado quien debería intervenir, al menos, con un sistema de cupo obligatorio.
SI LOS CURADORES NO TIENEN EN CUENTA A LAS 22 PROVINCIAS, EL ESTADO DEBERÍA INTERVENIR CON UN SISTEMA DE CUPO.