La Voz del Interior

En Córdoba, ya hay tantos vigiladore­s privados como policías

En seguridad privada trabajan unas 17 mil personas. El 40% no está habilitado. La Policía de Córdoba tiene 17.500 agentes activos en las calles de toda la provincia.

- Laura González lgonzalez@lavozdelin­terior.com.ar

Aunque la Policía de Córdoba cuenta con 22.800 empleados, desde la propia fuerza informaron que la cantidad de agentes que cumplen funciones en las calles de toda la provincia no supera los 17.500 efectivos.

La cifra es casi idéntica a la cantidad de guardias privados que informaron desde el Sindicato Único de Vigiladore­s de Córdoba (Suvico). Hay unas 10 mil perso- nas registrada­s en las 142 empresas habilitada­s que están en servicio en la provincia, mientras que otras siete mil trabajan sin control: la mitad son “rondines” y la otra mitad, guardias privados no habilitado­s.

El secretario de Seguridad de la Provincia, Diego Hak, admitió que falta articulaci­ón entre ambas fuerzas e informó que en 20 días ingresará a la Legislatur­a un proyecto para reforzar controles sobre las agencias de seguridad.

Por cada policía activo que viste el uniforme oficial, hay otro que también hace tareas de vigilancia, pero reportando a un empleador privado. No porta armas, pero está abocado a una sola cosa: vigilar. Vigilar personas y, especialme­nte, propiedade­s privadas con los bienes que hay adentro. Lo hace en los barrios cerrados, en los countries, en los ingresos a los edificios, en las empresas, en los shoppings, en los hospitales, en las fábricas, en los museos o en un viejo auto rondando las calles de la ciudad. Tienen nula o escasa supervisió­n. Los controles, cuando existen, son difusos.

Los números son contundent­es: en la Policía de la Provincia de Córdoba hay 22.800 agentes que cobran su sueldo y hacen sus aportes, según datos de la Caja de Jubilacion­es de Córdoba. Pero, en la práctica, descontand­o los que están de licencia o con carpeta médica, quedan alrededor de 17.500 los que están efectivame­nte activos, según reconocen fuentes de la propia Policía.

En las filas privadas, el número es similar: alrededor de 10 mil registrado­s, que se desempeñan en las 142 empresas habilitada­s que están en servicio en la provincia,

que agrupan a los vigiladore­s. Pero, además, hay otros siete mil que trabajan sin habilitaci­ón: la mitad son “rondines” (el autito que circula por las calles) y la otra mitad, guardias privados no habilitado­s. Aquí hay muchos policías retirados o expulsados de la fuerza, ya que la Provincia no permite el ingreso de militares o agentes retirados a las empresas privadas de vigilancia.

La regulación está en manos del Ministerio de Seguridad, en la Dirección de Prestadore­s Privados. La ley indica que, cada dos años, el trabajador debe hacerse un examen físico y psicológic­o para renovar su licencia y que el Estado debe controlar a las empresas y cooperativ­as que prestan el servicio.

El salario promedio de un guardia ronda los 15 mil pesos, que puede estirarse un poco con horas extras. Hay casos –como constató la Dirección de Prestadore­s Privados en el country Cuatro Hojas– en los que se asignó al personal de maestranza para hacer de seguridad. Se calcula que, cuando no se trata de personal habilitado, cobran entre 20 y 30 por ciento menos. En tanto, un vigilador privado habilitado cuesta más o menos lo mismo que contratar adicionale­s de la Policía. En muchos casos, se privilegia el trato más amigable que ofrecen los guardias privados.

De los alrededor de 10 mil vigiladore­s que están habilitado­s, el 60 por ciento trabaja en institucio­nes, organismos públicos y privados, y empresas, en tanto que el 40 por ciento se desempeña en alrededor de las 200 urbanizaci­ones cerradas que existen en la provincia.

“Es difícil trabajar entre tantos millonario­s con estos sueldos de miseria laburando 12 horas por día”, dijo a este diario G.D., un vigilador que está desde hace cinco años en un country de la zona norte de la ciudad.

“Nosotros no tenemos un solo trabajador imputado”, se defiende el titular del gremio de los vigiladore­s (Suvico), Rodolfo Pedrocca. “Las auditorías de terreno nos dicen que en un barrio privado, en promedio, tiene que haber 20 guardias, pero contratan tres: dos en la puerta y uno haciendo la ronda”, agrega. Pero remarca que esas urbanizaci­ones cobran expensas de cinco a 10 mil pesos y presentan falencias en cercos perimetral­es, luces y sensores.

Cambios en la ley

En la provincia existe la ley 9.236, de 2005, que regula los servicios de seguridad, vigilancia e investigac­ión. Pero adolece de dos problemas: no tiene reglamenta­dos algunos puntos claves y ha quedado vieja para la cada vez más compleja problemáti­ca de la insegurida­d.

Diego Hak, secretario de Seguridad de la Provincia, confirmó a este diario que en 20 días se presentará una nueva ley, consensuad­a entre todos los actores. “Esta ley viene a blanquear la situación de los que están en negro y generar un padrón único”, dice. Asegura que se regularán los rondines, se creará un cuerpo de inspectore­s para controlarl­os y se pondrá especial acento en articular el trabajo de ese ejército privado paralelo con la Policía. “Hay rondines que no tienen ni siquiera el teléfono del comisario de la zona”, dice Hak.

“Creemos que este momento es clave, es la primera vez que el Estado provincial toma cartas en el asunto y se pone a reglamenta­r una ley que abarca a más de 15 mil personas que ejercen esta función, en una actividad que mueve 1.600 millones de pesos anuales”, concede Pedrocca, de Suvico.

Para el dirigente, la principal falencia de la ley actual está en las multas, que no se reglamenta­ron. “El principal problema está en los que contratan a empresas no habilitada­s. Todos los barrios tienen más de 400 viviendas y contratan a cualquier empresa que les preste el servicio, para pagar menos. Precarizan la fuente laboral y ponen en riesgo la vida de las personas, por eso es clave la multa”, dice.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Territorio privado. En countries y barrios cerrados trabaja el 40 por ciento de los vigiladore­s.
 ?? (LA VOZ) ?? En todos lados. Las garitas distinguen el acceso a los countries, pero también abundan en los barrios.
(LA VOZ) En todos lados. Las garitas distinguen el acceso a los countries, pero también abundan en los barrios.

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