El valor de las centésimas
El presidente del Consejo Nacional Electoral de Ecuador, Juan Pablo Pozo, compareció en la tarde de ayer ante la prensa para actualizar y defender el lento recuento de sufragios y hablar de una “tendencia marcada” que, “de mantenerse hasta el final”, haría matemáticamente imposible la proclamación del candidato más votado en primera vuelta y forzaría un balotaje el 2 de abril.
Por un lado, Pozo pareció certificar que, con la cantidad de votos que a esa hora quedaban por escrutar, al aspirante a la presidencia por la oficialista Alianza País, Lenín Moreno, le sería imposible alcanzar las centésimas que le faltaban para llegar a la cifra mágica del 40 por ciento que entregaba las llaves del Palacio de Carondelet sin más vueltas.
Pero por otro, el titular del CNE dejó un resquicio a la posibilidad de que un viraje de última hora en la tendencia convirtiera los titulares de “balotaje confirmado” en una sentencia falaz.
Lo concreto es que –pese a que en cada reporte Moreno subía y Guillermo Lasso, el segundo, bajaba alguna centésima, y a que el primero sacaba más de un millón de votos sobre su rival más cercano–, la meta del 40 por ciento parecía inalcanzable.
Y por más exigua que fuera la distancia para el ganador del primer turno de una victoria por nocaut, la idea de una segunda vuelta, daba paso a un escenario diferente, el inicio de otra pelea.
En el balotaje, al que apostó Lasso, el exbanquero y candidato de Creo, las cartas se barajan de nuevo y muchos actores ya juegan esa partida con antelación.
La tercera el domingo, Cynthia Viteri, del Partido Social Cristiano (PSC) adelantó su apoyo a Lasso esa misma noche. Y es de suponer que lo mismo hará Abdalá Bucaram hijo, integrándose al bloque de centroderecha que quiere que la salida del poder del presidente Rafael Correa, el 24 de mayo, sea también la partida del Ejecutivo de la fuerza con la que llegó una década atrás.
Sumas, restas, divisiones
La suma exacta de porcentajes del segundo (Lasso), la tercera (Viteri) y el quinto (Bucaram) arrojaba anoche 49,18 por ciento. En ese hipotético escenario cobraban valor las 0,76 centésimas cosechadas por Patricio Zuquilandia, el delfín del expresidente Lucio Gutiérrez, y Washington Pesántez, los dos menos votados.
Pero Alianza País, que será principal fuerza en la Asamblea, también comenzó a hacer cálculos aunque su candidato dijera anoche que la posibilidad de triunfo en primer turno seguía intacta. Por eso Moreno recibirá hoy a Iván Espinel, sexto, con un 3,18 por ciento, y ya hizo toda suerte de guiños hacia la Izquierda Democrática del exgeneral Paco Moncayo, quien fue cuarto con un 6,82 por ciento. Si el candidato oficialista agregara a su porcentaje propio los 10 puntos que resultarían de sumar a Espinel y Moncayo alcanzaría alrededor del 49,3 por ciento.
Claro que la política no es una ciencia exacta y los votos no se endosan de manera automática.
Lasso buscará encarnar la imagen del “cambio” para mostrarse como nuevo favorito. Pero mientras él necesitaría cerca de 22 puntos más que el domingo, para Moreno el desafío es sumar un 10 por ciento y algunas centésimas más. Su estrategia sería mostrarse como un cambio que no implique la vuelta atrás con la que identificará a su rival.
El final del recuento permitirá además tener una foto más completa con los datos de votos nulos y en blanco, cuyo comportamiento en un eventual balotaje, así como un incremento de la participación o de la abstención podrían inclinar la balanza.