Frenar una tendencia antes de que sea tarde
Un informe presentado ayer por Amnistía Internacional (AI) contiene una advertencia acerca de las amenazas que se ciernen sobre los derechos humanos en distintos países del mundo.
Más allá de matices y particularidades, la organización humanitaria advirtió sobre “una retórica del odio” instalada primero en campañas proselitistas y luego en discursos de Estado, que remontan a la década de 1930.
Al describir el actual como uno de los peores escenarios globales para los derechos humanos, Amnistía aludió sin eufemismos a lo que significó la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. El discurso xenófobo con el cual el magnate se impuso en las primarias y luego ganó las presidenciales de noviembre se tradujo desde el 20 de enero en actas ejecutivas y decretos restrictivos de libertades que motivaron protestas y un fallo judicial que logró frenar, por ahora, una de esas medidas.
Pero los desplantes y ofensas hacia los más diversos sectores, grupos o países que conforman el “estilo Trump” tienen émulos en otros gobernantes a los que AI también apuntó: el húngaro Viktor Orban, el turco Recep Tayyip Erdogan y el filipino Rodrigo Duterte figuran entre quienes ven los “derechos humanos como barrera para intereses nacionales”.
Amnistía también alude y teme un “efecto dominó” en las elecciones de este año en Holanda, Francia y Alemania, donde la “retórica del odio” gana espacio de la mano del miedo o el rechazo a extranjeros que llegan por miles, escapando de guerras o hambrunas.
El remanido y efectista recurso de culpar de males propios a inmigrantes o minorías ha recobrado fuerza no sólo en Europa. La directora de la organización para Argentina fustigó el decreto por el que el presidente Mauricio Macri modificó la Ley de Migraciones y lo incluyó entre los discursos que asocian al extranjero con el delincuente.
Esta problemática candente, que amenaza con recrudecer de la mano de crisis económicas, terrorismo y éxodos masivos, ocupa hoy nuestras páginas de Primer plano.