La Voz del Interior

La paloma blanca sentada en un mundo marrón

- Daniel Zen dzen@lavozdelin­terior.com.ar

En 23 países se cometieron crímenes de guerra en 2016. Hubo 36 que devolviero­n de forma ilegal a personas refugiadas a regiones donde sus derechos corrían peligro. En 22 se dio muerte a personas por defender de modo pacífico los derechos humanos.

Son datos de Amnistía Internacio­nal (AI), que en la actual constelaci­ón occidental de ONG, se posiciona como una especie de oficialism­o en materia de derechos humanos. Su informe anual y global sobre las garantías consagrada­s por ONU habla de un empeoramie­nto generaliza­do.

El advenimien­to de Trump facilita el mensaje que AI procura dar: que la otredad no es la causa de las crisis de los países centrales y que el personalis­mo ilimitado en el poder gubernamen­tal corrompe derechos humanos.

“Fueron tiempos del ‘nosotros contra ellos’, tiempos en los que líderes populistas señalaban a grupos concretos de personas como una amenaza para los intereses nacionales”, dijo ayer Salil Shetty, secretario General de Amnistía Internacio­nal.

Es probable que ese “nosotros contra ellos” que denuncia Shetty se haya referido a la demonizaci­ón de los inmigrante­s en Estados Unidos y Europa, a la masacre de “infieles” (en el sentido religioso) que perpetran grupos radicales islámicos y presidente­s autócratas como Al Assad en Siria; y a la construcci­ón de “la derecha”, esa definición que al decir de atornillad­os líderes americanos apunta a condensar todos los males en un enemigo y acaba por reducir, segregar y enfrentar.

La paloma blanca con una rama de olivo en el pico se manchó todavía más en 2016. Lo dice Amnistía Internacio­nal.

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