Paso adelante en integración
Numerosas personas transgénero pudieron volver a la escuela para completar sus estudios, gracias a un programa especial implementado por el Ministerio de Educación provincial. El proceso de integración no sólo se registra en la ciudad de Córdoba, sino también en varias localidades del interior.
Lo hacen en escuelas para adultos. Por supuesto, el retorno al aula no es fácil. Cada persona trans ha atravesado numerosas y dolorosas situaciones de discriminación a lo largo de su vida. Muchas de ellas ocurrieron en el ámbito educativo. De hecho, por lo general, la deserción fue la única respuesta posible a las insoportables burlas y humillaciones.
En no pocos casos, incluso fueron víctimas de agresiones físicas. Por eso la integración que ahora se promueve les da la posibilidad de hacer el secundario a distancia asistiendo a clases tutoriales una vez por semana.
Es una forma de ir venciendo los temores de a poco. Así y todo, ya se constataron algunos abandonos.
Recordemos que el varón trans nace con órganos femeninos y realiza una transición a la identidad de género que siente, que es la masculina. El caso de la mujer trans es inverso: nace con órganos masculinos y su transición es hacia lo femenino.
Pese a que nuestro país cuenta con una legislación que garantiza la identidad de género y les reconoce a todos los ciudadanos el derecho a la diversidad sexual, en la práctica las personas trans tienen serias dificultades para acceder a la educación, a la salud, al trabajo y a otros derechos consagrados por el régimen legal. Todo ello afecta su calidad de vida.
El problema, por cierto, no es sólo local. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la expectativa de vida de una persona trans en América latina es de apenas 35 años, por las malas condiciones sanitarias y laborales que tienen que enfrentar.
En consecuencia, que el Gobierno provincial instrumente un programa especial para garantizar su reinserción en el sistema educativo, con un plan especial de contención, es un paso adelante.
Es más: un convenio entre el Gobierno de Córdoba y la Universidad Empresarial Siglo 21 permitió becar a dos chicas trans que terminaron hace poco el secundario, para que concreten allí su formación profesional.
Tal vez haya que repetir lo que dijimos en otra oportunidad: no hay una identidad sexual que nos haga buenas o malas personas; y ninguna identidad sexual puede ser motivo de exclusión social. Por el contrario, una sociedad funciona como tal si nos incluye a todos y todas por igual y le otorga a cada quien la posibilidad de definir su propia identidad sin miedo a la exclusión.