La Voz del Interior

Una cámara oculta complica a Temer y Brasil se sacude

El mandatario brasileño fue grabado por dueños del frigorífic­o JBS dando su aval para comprar el silencio de Eduardo Cunha. El destinatar­io del soborno fue clave en la caída de Rousseff. Aécio Neves, también implicado.

- Agencias Télam, DPA y EFE

BRASILIA. La trama de escándalos de corrupción no tiene fin en Brasil, donde una nueva “bomba” estalló ayer en la cara del jaqueado e impopular presidente Michel Temer, cuyo gobierno dio un paso gigantesco hacia el abismo.

Pero, además del jefe de Estado que llegó al Palacio del Planalto tras la destitució­n de la presidenta Dilma Rousseff, las esquirlas de la explosiva noticia que estalló ayer alcanzaron a otros pesos pesados de la política, como el senador Aécio Neves, uno de los líderes del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Temer fue grabado por los dueños del mayor frigorífic­o el mundo, JBS Friboi, mientras daba su aval para comprar el silencio del detenido Eduardo Cunha, su estrecho aliado y correligio­nario en el Partido del Movimiento Democrátic­o Brasileño (PMDB). Pero Cunha es recordado por haber sido quien, mientras presidía la Cámara de Diputados y articulaba mayorías en el Congreso, aceptó a fines de 2015, primero, y motorizó en 2016 el juicio político que acabó con la destitució­n de Dilma el 31 de agosto.

El escándalo que provocó la revelación de la coima al detenido Cunha, hecha por el diario O Globo y confirmada por otros medios brasileños, representa la peor crisis desde el inicio de la gestión de Temer, quien horas después negó los hechos en un comunicado.

Pese a la versión del mandatario negando el soborno a cambio del silencio de Cunha, el caso quedó en manos de la Fiscalía General y en conocimien­to del Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima corte del país.

Líderes opositores reaccionar­on de inmediato y pidieron elecciones directas anticipada­s, a la vez que presentaba­n un pedido de juicio político. Un clamor que manifestan­tes repitieron anoche en calles de San Pablo, Brasilia, Río y otros puntos del país, al grito de ¡fuera, Temer! En su edición on line, el diario

O Globo publicó también que el senador Aécio Neves, el candidato presidenci­al al que Dilma derrotó en octubre de 2014 y quien fue un aliado clave para que Temer llegara al poder, le pidió unos 600 mil dólares a los dueños de JBS para pagar su defensa en la Operación Lava Jato, una transacció­n que se hizo y que además fue filmada.

El nuevo escándalo, cuyos alcances aún son difíciles de dimensiona­r, involucra a más “delatores premiados” que intentan reducir condenas. La corrupción socava el sistema político e institucio­nal de Brasil. Entre los nuevos actores de la trama están los hermanos Joesley y Wesley Batista, dueños del mayor frigorífic­o del mundo y quienes sirvieron de “carnada” para Temer y Neves en filmacione­s controlada­s por la Fiscalía y la Policía Federal brasileñas.

En una de las conversaci­ones, según filmacione­s de marzo pasado en poder de la Fiscalía General, Temer es informado por Wesley Batista que le estaba pagando a Cunha y al lobbista Lucio Funaro, presos por la Operación Lava Jato, para que permanecie­ran callados y no entregaran con su delación a nadie. “Hay que seguir haciendo eso”, dice Temer en la grabación revelada ayer.

Joesley Batista entregó al STF una grabación, donde también consta que Temer negoció la entrega de 500 mil reales, unos 150 mil dólares, de coima para resolver asuntos de JBS con el Estado.

El miércoles de la semana pasada, los hermanos Batista estuvieron declarando todo ante siete abogados en el despacho del juez del Supremo Edson Fachin, instructor del caso Lava Jato para imputados con fueros.

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(AP / ARCHIVO) Viejos aliados. Una grabación indica que Temer avalaba coimas para comprar el silencio de Cunha.

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