Una jugada arriesgada
Ramón Mestre tiene la lista que quería. Con su hermano Diego a la cabeza y avalado por el resultado de un Congreso Provincial partidario que domina gracias a la mayoría de congresales que supo conseguir.
Pero esa lista tiene fecha de vencimiento corto. Cuanto mucho, servirá para tensionar la realidad con los socios hasta el 14 de junio. Ese día, una vez inscripta la alianza entre macristas, radicales y juecistas, comenzará una nueva fase hasta el 24 de junio, fecha límite para presentar listas.
Mestre y el radicalismo no oficialista, encarnado por Mario Negri y por Oscar Aguad, saben que a este partido le faltan muchas jugadas. La crucial seguramente será en terreno visitante y con el árbitro en contra para la UCR: Mauricio Macri.
El recuerdo de aquel abril de 2015 conecta, irremediablemente, con este presente convulsionado.
Sin el poder que ostenta hoy, en su despacho de Parque Patricios, el ahora presidente –en aquel momento jefe de Gobierno porteño– bochó la idea mestrista de ir por la gobernación. Minutos antes había hecho lo mismo con Luis Juez.
Por más lista que haya aprobado el mestrismo junto con sus aliados el sábado último, al “1” de una eventual nómina consensuada lo pondrá el Presidente. Lo saben Mestre y todos los que participan de esta puja. La disputa se juega desde el número dos hasta el cuatro. La quinta butaca tampoco se rifará.
Fiel a su estilo, y en una jugada que hasta algunos de sus colaboradores juzgan arriesgada, Mestre coló en el Congreso la aprobación de un mandato que habilita a la UCR a dar un portazo en Cambiemos si no se cumplen ciertas condiciones. La principal: respetar la nómina votada el sábado en la Casa Radical.
Traducido, significa que Diego Mestre debe estar sí o sí en los primeros lugares. El empeño que pone el intendente de Córdoba en sostener a su hermano tiene una lectura de manual: convencidos de que Cambiemos hará una muy buena elección en Córdoba con el efecto “Macri es el candidato”, cerca de Mestre consideran que el apellido en los primeros lugares operará como un reaseguro de una postulación provincial en 2019.
Sin embargo, lo peligroso de tensar la cuerda frente al macrismo, con la opción de romper la alianza, radica en las consecuencias que tendría para Mestre un desenlace rupturista.
Exploremos ese escenario. En ese caso, habría al menos dos listas en el cuarto oscuro de las Paso del 13 de agosto: una radical/mestrista y otra macrista.
Pregunta básica: en ese hipotético contexto, ¿para qué lista pedirá el apoyo Macri cuando venga a Córdoba a hacer campaña? La respuesta asoma cantada.
Nicolás Massot, de viaje en los últimos días, se frota las manos. Tanto pujó –sin éxito– para que haya competencia en las Paso y ahora es el radicalismo el que amaga con desempolvar esa herramienta. Carambolas de la política, que le llaman.
El mensaje de Frigerio
En su última visita a Córdoba, el ministro Rogelio Frigerio, el hombre más político del gabinete, dejó señales y un mensaje de la Casa Rosada para Mestre.
Apenas pisó suelo cordobés, viajó a Jesús María para inaugurar obras y jugar al vóley con Gabriel Frizza, el segundo “amarillo” que Macri quiere en la lista. El peloteo incluyó a Héctor Baldassi, la principal apuesta del PRO.
Luego, tras una recorrida por el desarrollo del Procrear de barrio Liceo, Frigerio y Mestre compartieron a solas un viaje en auto por la Capital. En ese momento, el ministro le transmitió al intendente la idea que tiene el Presidente sobre la lista.
“Mauricio quiere los dos hombres entre los cuatro primeros”, le informó. Y remató con una frase que sonó a advertencia. “El Presidente no quiere que lo desafíen”, le dijo, palabras más, palabras menos.
La respuesta de Mestre llegó 24 horas después, con la aprobación de la lista y el aviso al PRO de que la alianza podría no cerrarse. Ambos mandatos fueron votados por sus hombres y aliados en el Congreso.
La cancha quedó marcada. El partido sigue en disputa. Nada está ciento por ciento definido.
Frigerio ya le avisó a Mestre que Macri quiere dos hoMbres del Pro en la boleta.