La Voz del Interior

Caso Cadamuro

Están en poder del fiscal José Raúl Almeyda textos y audios emitidos por Cadamuro, buscada en Jesús María desde el 15 de marzo.

- Claudio Minoldo Correspons­alía

Audios y mensajes de María Eugenia Cadamuro alimentan la hipótesis de la Fiscalía sobre su desaparici­ón. Están en poder del fiscal José Raúl Almeyda mensajes emitidos por María Eugenia Cadamuro en los que cuenta a sus amigas la situación familiar.

Ella les contaba a sus amigas sobre una disputa familiar que estaba atravesand­o.

La difusión de un audio en el que María Eugenia “Maru” Cadamuro (46) le relataba a una amiga la difícil situación familiar que atravesaba y las disputas económicas que sostenía con ellos no constituye para la investigac­ión ninguna novedad, pero sí continúa alimentand­o la única hipótesis sobre la que se basa hoy la fiscalía de Jesús María.

Para la investigac­ión, tanto el hijo de la mujer desapareci­da, detenido desde el 30 de marzo y acusado por secuestro, como buena parte del entorno familiar saben sobre el destino de “Maru”.

Hay un segundo audio, de más de seis minutos de duración y que también está en poder del fiscal José Raúl Almeyda, en el que María Eugenia revela la matriz de sus preocupaci­ones económicas y la estrecha relación de estas con sus diferencia­s familiares.

Tiene el valor de un testimonio en primera persona de la víctima a la que la Justicia sigue buscando como si permanecie­se retenida en contra de su voluntad en algún lugar.

María Eugenia había retornado a la Argentina el 20 de noviembre de 2015, procedente de Estados Unidos, donde se había casado en septiembre de 2014 con el cubano Pedro García.

Como García no tenía los papeles de la residencia al día y a ella se le habían vencido las dos visas de trabajo, tenía que abandonar el país.

Pero había otra razón de peso: su madre agonizaba tras una penosa enfermedad (murió al día siguiente de su llegada).

La investigac­ión aportó un tercer elemento sobre este regreso y es que María Eugenia temía que la despojaran de su parte de la herencia.

A poco de llegar, las diferencia­s con su hermana Mabel se hicieron evidentes y María Eugenia aprovechab­a las redes sociales para contarles sobre esos problemas a diferentes amigos, dentro y fuera del país, según surge de la investigac­ión.

Entre marzo y septiembre de 2016, “Maru” envió decenas de esos mensajes de audio y de texto, algunos de los cuales vienen siendo anexados al expediente de la causa.

María Eugenia vivía en la casa que había sido de su madre y donde también residía su hermana. Las diferencia­s entre ambas parecían irreconcil­iables.

“La avaricia de ella es demasiado grande y recién ahora mis hijos están viendo que yo tengo razón. Hoy, actualment­e no le hablo y encima estamos en la misma casa, una situación no muy difícil para mí, pero sí para ella. Decidí hacerlo así porque realmente no conoce lo que significa respeto, y la verdad me ha hecho mucho daño y he sufrido mucho por su culpa”, le narraba vía mensaje de WhatsApp “Maru” a una amiga sobre su hermana.

“Maru” se resistía a irse de la casa, pero la situación iba a llegar hasta un hecho de violencia que terminó en denuncia judicial, ocurrido entre septiembre y octubre de 2016.

“Me queda sólo vender la casa que tenemos a medias, que ya en cualquier momento se vende, y listo. Mientras tanto me la tengo que bancar porque no me pienso mover de esta casa. Paciencia, y mucha fuerza interior”, agregaba en los mensajes sobre aquel momento.

Sin embargo, una intensa pelea –que según cada interlocut­or varía sobre quién fue víctima y quién victimaria– terminó con ambas mujeres internadas e intentando denunciars­e penalmente. Finalmente, hubo una orden de exclusión sobre “Maru” y un botón antipánico en manos de Mabel.

De este modo, María Eugenia se mudó a la casa de bulevar Agüero 83, de la cual desapareci­ó el 15 de marzo último.

El miedo posterior

María Eugenia siempre fue una mujer de mucho carácter, pese a su baja estatura y a contextura física pequeña.

Aseguraba no tenerle miedo a nadie ni a nada, pero en el último tiempo estaba muy nerviosa y temerosa.

Le había puesto trabas a casi todas las puertas de su casa, pensaba añadirle alarma y hasta había averiguado sobre la posibilida­d de comprar un arma y gas pimienta.

El único momento en que pudo aminorar su temor fue cuando su marido cubano la visitó, entre noviembre de 2016 y enero de 2017. Visita que culminó con unas vacaciones en Brasil.

Antes y después, María Eugenia compartió con amigos que le tenía miedo a su hijo, Jeremías Sanz (21), que no quería estar sola con él y que había recibido amenazas concretas, siempre de acuerdo con lo que surge de fuentes con acceso a la causa.

Pero no sólo se lo contó a amigos. En su desesperac­ión compartió esa angustia con otras personas a las que conoció circunstan­cialmente, y quienes también fueron citadas por la fiscalía a declarar.

Jeremías Sanz fue detenido el 30 de marzo acusado del delito de privación ilegítima de la libertad y, tiempo después, se le denegó la excarcelac­ión y se le dictó la prisión preventiva.

Está en la cárcel de Bouwer desde los primeros días de abril, en un pabellón común.

Para mantenerlo preso, el fiscal valoró los testimonio­s de 40 personas, entre las que hay amigos, familiares, profesiona­les, obreros de diversos oficios, entre otros.

También tuvo en cuenta datos de entrecruza­miento de llamadas, correos electrónic­os escritos por María Eugenia y, sobre todo, presuntas contradicc­iones y falsos testimonio­s aportados por el propio Sanz cuando ni siquiera figuraba como sospechoso por la desaparici­ón de su madre, apuntaron los fuentes consultada­s.

gracias a dios el martes firmo la s.a. que armé, una s.a. Para Poner el camPo y la casa y así Poder tener las riendas de mis cosas. Mensajes que “Maru” les mandó a sus amigos antes de desaparece­r acá las cosas con mi hermana... muy mal, ya directamen­te no la hablo más, no tiene más sentido, están todos muy locos, yo no digo que soy cuerda, Pero no tengo mala leche en lo más mínimo. viste que acá Por la Plata baila el mono. Pasando Por momentos que no son muy gratos, Pero sigo adelante. tengo a mis amigos, gracias a dios, firmes (...) los de acá. ellos me cuidan, vamos a bailes, somos una manada de viejos chotos (...) nos divertimos y eso me desPeja un Poco.

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María Eugenia. Desapareci­ó el 15 de marzo de este año. Preso. Jeremías Sanz, el hijo de la mujer, fue detenido el 30 de marzo acusado del delito de privación ilegítima de la libertad.

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