Niños y jóvenes como blanco de extremistas
Los seguidores de la cantante estadounidense Ariana Grande son, en su mayoría, niños y, en especial, chicas muy jóvenes, como Georgina Callander, de 18 años, quien fue la primera víctima conocida, y a quienes sus amigos definían como “superfan” de Grande. En 2015, Callander colgó en la red social Instagram una foto en la que aparecía con su ídolo. Un día antes del trágico concierto, dejó un comentario en la cuenta de Twitter de la artista: “Emocionadísima por verte mañana”.
Además de grupos de adolescentes, el público que concurrió al recital también estuvo integrado por padres y madres que acompañaban a sus hijas. Es el caso de Saffie Rose Roussos, de 8 años, quien estaba con su madre y su hermana mayor, y que murió en el hospital.
Ayer también, muchos cordobeses para quienes Ariana Grande es su artista favorita habrán tenido que buscar explicaciones para el sinsentido.
Es más, muchos chicos que esperaban asistir a su concierto previsto para el 5 de julio en Buenos Aires ahora esperan que la cantante no cancele su viaje al país.
Mientras, la primera ministra de Inglaterra, Theresa May, repudiaba ayer el blanco elegido para este ataque: “Todos los actos de terrorismo son ataques cobardes contra personas inocentes, pero este se destaca por la espantosa y enfermiza cobardía de apuntar de forma deliberada a niños y jóvenes indefensos que deberían haber estado disfrutando de la noche más memorable de su vida”.