La Voz del Interior

No quieren más azúcar en las mesas de los bares

El Concejo discute una ordenanza que busca limitar la oferta de este endulzante. También se propone que haya alternativ­as a las gaseosas en eventos públicos.

- Ary Garbovetzk­y agarbovetz­ky@lavozdelin­terior.com.ar

Habrá que pedir el azúcar, como la sal, en los restaurant­es. Y no podrán venderse sólo gaseosas y jugos. Serán obligatori­as el agua y las bebidas sin azúcar en eventos públicos.

Esto, si prospera un proyecto de ordenanza que ya comenzó a discutirse en el Concejo Deliberant­e y que viene con banca: está firmado por el jefe del bloque oficialist­a Juntos por Córdoba, Lucas Balián, con la coautoría de su par de bancada Juan Balastegui.

La intención es limitar la oferta de azúcar. “No estarán a disposició­n de los consumidor­es azúcar en azucareros, sobres y cualquier otro adminículo que permita el uso discrecion­al de azúcar por parte del consumidor, excepto que expresamen­te él mismo lo requiera”, dice el texto del proyecto que modifica la ordenanza 6.158, de 1973, que eliminó los azucareros y propició condicione­s de salubridad en el expendio de azúcar en bares.

El proyecto busca declarar a Córdoba como “Ciudad responsabl­e en el consumo de azúcar” y se inspira en lo que los concejales entienden como una experienci­a exitosa en la limitación de la oferta de sal, aprobada por el Concejo en abril de 2013.

El capítulo que les está llevando más trabajo consensuar es la obligación de ofrecer alternativ­a en todos los despachos de bebidas ubicados en “establecim­ientos donde se realicen actividade­s deportivas, culturales, sociales, educativas y de recreación”, como las define el proyecto, donde se exigirá que cuenten con “bebidas libres de azúcar al momento de la venta de jugos y gaseosas en general”. Los concejales están buscando la manera de hacer que se pueda controlar esta obligación, aunque aspiran a que, al igual que con el tabaco, la población asuma el “control social”.

“Entendemos que es muy importante que esté garantizad­a la oferta sin azúcar, que suele ser muy difícil de conseguir en muchos bares, cantinas de clubes y, especialme­nte, en recitales o eventos deportivos masivos”, consideró Balián.

A su vez, el proyecto busca que las heladerías tengan al menos un 10 por ciento de sus gustos sin azúcar. Y así como se hizo con el cigarrillo, se obligará a los locales que expendan productos muy endulzados a exhibir un cartel con la leyenda: “El consumo excesivo de azúcar es perjudicia­l para la salud”. Niños, la prioridad

Para la nutricioni­sta Andrea Daghero, especialis­ta en el tratamient­o de pacientes con diabetes, “en cuestiones alimentari­as, cualquier legislació­n es muy importante porque ayuda a la concientiz­ación”.

“La recomendac­ión de un nutricioni­sta, en un consultori­o, llega a una sola persona. Cuando se avanza sobre estas iniciativa­s en la legislació­n, como ocurrió con el tabaco o con la sal, se puede instalar un tema en la sociedad y en el caso del consumo excesivo de azúcar es muy necesario. Ya la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en 2014 y 2015 instó a promover el descenso en el consumo de azúcar simple a menos del 10 por ciento del total de calorías insumidas por una persona en un día”, valoró Daghero.

Para la especialis­ta, lo más importante de la ordenanza no es limitar el azúcar en bares, sino avanzar sobre las bebidas edulcorada­s. “Las encuestas muestran que la mayoría de lo que consumen los niños y adolescent­es son bebidas azucaradas, con azúcar incorporad­a en el alimento y no agregada. Sugiero un aporte a la ordenanza: sería muy bueno que aclaren que siempre haya disponible agua”, destacó.

Aunque no es materia de legislació­n del Concejo, salvo para el caso de las escuelas municipale­s, la nutricioni­sta aconsejó que se avance en la limitación de bebidas y alimentos con azúcar incorporad­a en las cantinas escolares. “Tenemos diabetes tipo 2 y obesidad infantil en edades cada vez más tempranas. Estamos hipotecand­o nuestro futuro si no hacemos nada con esto”, advirtió. Bares, escépticos Para Jorge Piñeiro, vocal de la Cámara Gremial de Restaurant­es y Bares, hay algunas diferencia­s con la limitación del consumo de sal que lo hacen ser escéptico con la iniciativa.

“Mucha gente se acostumbró y se conforma con la sal que viene agregada en el plato. Pero entiendo que tiene un uso mucho más extendido el consumo de azúcar. Es muy poca la gente que toma un café amargo, por eso lo veo menos viable, a primera vista. Y así como el hipertenso sabe que se tiene que cuidar, el diabético también. No hablo por todo el sector, lo hago por mí: no creo que sea la solución esconderle a alguien el salero o los sobrecitos de azúcar”, opinó.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ) No será más así. Te servirán el café, y al azúcar habrá que pedirlo. La idea es que sirva para moderar las cantidades consumidas.

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