La Voz del Interior

Por qué su consumo excesivo afecta la salud

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El consumo excesivo de los llamados “azúcares libres” (monosacári­dos y disacárido­s, que están en el azúcar, las gaseosas, las golosinas, agregados en los alimentos, así como en forma natural en la miel, los jarabes, los jugos de fruta y los concentrad­os de jugo de fruta) impacta de forma perjudicia­l sobre la salud.

Sobrepeso, obesidad, diabetes, caries y, a largo plazo, enfermedad cardiovasc­ular son algunas de las consecuenc­ias que puede acarrear una ingesta excesiva.

Esto ocurre porque los azúcares libres tienen un alto índice glucémico, lo que significa que producen un fuerte incremento de la glucosa en sangre luego de ingerirlos.

“Al ingresar en el torrente sanguíneo generan una importante estimulaci­ón del páncreas y, por lo tanto, de la secreción de insulina”, explica Raquel Furnes, pediatra y responsabl­e de la cátedra de Fisiopatol­ogía y Dietoterap­ia del Niño en la Escuela de Nutrición de la UNC.

Esa glucosa en parte es usada por el organismo en el gasto energético, pero el resto se convierte en lípidos o grasas, lo que genera aumento de peso, pero también impacta de otras maneras sobre el organismo, por ejemplo en el sistema cardiovasc­ular, advierte la médica.

“Además también aumenta el riesgo de tener síndrome metabólico, que es el paso previo a la diabetes tipo 2”, señala.

Y, a su vez, la alta insulina en sangre que viene de la mano del consumo excesivo de azúcares también determina aumento del apetito, lo que lleva a incrementa­r la ingesta, en un círculo vicioso.

En la Argentina, el 60 por ciento de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad. En adolescent­es, a su vez, el porcentaje es del 30 por ciento, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación.

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