La Voz del Interior

El entramado delictivo detrás de un crimen

Los acusados de participar de la balacera en villa El Nailon, en la cual fue asesinada una mujer, sostienen que el balazo no fue de ellos. Pese a la gran presencia policial, continúan las amenazas. Algunas familias se mudaron.

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Con una mujer asesinada a tiros, seis detenidos, familias que se mudaron, amenazas cruzadas por las redes sociales y una intensa presencia de las fuerzas de seguridad, la guerra invisible de villa El Nailon lejos está de haber concluido.

Hoy, desde una celda del pabellón MX2 de la cárcel de Bouwer, Mariano “el Tuerto” Cabanillas, el principal acusado por la muerte de Stella Marys Barrera, asesinada a tiros el pasado 25 de mayo, no anda con rodeos al momento de relatar qué sucedió aquella siesta.

El hombre, que pasó más de 20 años preso, asegura que alrededor de las 14 de ese día él estaba en la parte trasera de su casa, ubicada en la villa, arando tierra.

Fue entonces que apareció un muchacho, Gonzalo “el Negrito” Moyano (22), quien comenzó a disparar con un revólver contra la fachada de la casa.

Según la Policía, Moyano le reclamaba a los hijos de Cabanillas por el robo de un lavarropas el fin de semana.

Para “el Tuerto”, la bronca era por una cuestión de polleras.

Pero de inmediato agrega lo que todos suponen: en realidad, era una capa más de una torta demasiado grande de violencias cruzadas entre los Cabanillas y “los Tucumanos”, otra familia de gran ascendenci­a en el interior de El Nailon.

En concreto, a los primeros se los sindica como “choros” y a los segundos como “traficante­s”, de acuerdo con lo que surge entre los investigad­ores y con los datos aportados por diferentes vecinos de ese sector.

Incluso, “los Tucumanos” han sido allanados varias veces por narcotráfi­co.

Lo concreto es que ahora “el Tuerto” asegura que tras los disparos que realizó Moyano contra su casa, él salió corriendo como estaba: descalzo, con un jean negro, sin remera y una escopeta recortada en la mano derecha.

“Ya les dije a los policías. Yo sí le metí el escopetazo en la pierna a Moyano y lo volvería a hacer. Pero no maté a esa mujer”, apunta desde el pabellón.

Cabanillas dice que todo se trató de una emboscada. Y que en la esquina de Mendoza y Mendiolaza, donde se produjo el asesinato de Barrera, “los Tucumanos” habían armado una emboscada contra los Cabanillas.

“Nos estaban esperando a los tiros”, apunta.

Barrera murió en la puerta de su casa.

Cabanillas terminó con un tiro en una rodilla, al igual que uno de sus hijos, hoy también preso junto a él.

Otro hijo de 16 años está alojado en Complejo Esperanza, con un balazo calibre 38 en la rótula.

A los tres la fiscal Claudia Palacios los acusa de disparar contra Moyano y matar, sin intención, a Barrera.

Según la autopsia, la mujer resultó con cuatro orificios de arma de fuego, pero no está clara aún la cantidad de impactos que sufrió.

Sí se estableció que recibió al menos dos tiros, ya que se presume que uno de ellos ingresó y salió. Y sólo se detectó una parte de un proyectil, por lo que aún no está claro a qué calibre correspond­e.

Además, otro joven amigo de los Cabanillas, Germán Esteban “Chanchín” Córdoba (29), también está preso acusado de participar de la balacera trágica.

La misma figura penal pesa para el quinto detenido, Federico Cabanillas, uno de los hermanos del “Tuerto”, quien en enero de 2016 sufrió la muerte de su hijito de un año y nueve meses en Marqués Anexo alcanzado por un balazo policial, según investiga la Justicia provincial.

Federico asegura que no participó del último tiroteo y que sólo alojó en su casa a su hermano herido luego de la balacera, momento en que se entregó ante la Policía.

A Moyano, que resultó con una grave herida tras recibir el escopetazo en una pierna, lo acusan de abuso de arma de fuego y de lesiones, ya que habría sido el que hirió a tres de sus contrincan­tes, según sostiene la fiscal.

Relatos

Para los investigad­ores de Homicidios, la versión de Cabanillas tiene algún sustento, ya que también presumen que Moyano no estaba solo en medio del tiroteo.

Sin embargo, de manera oficial hoy no figura nadie más involucrad­o en la balacera.

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Asomados. El último asesinato en esa parte de la ciudad de Córdoba generó una serie de denuncias cruzadas y varios opera

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