Claroscuros en la economía
La actividad económica mostró claroscuros durante abril último, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Esa tendencia de los sectores productivos se mantendría a lo largo del año.
La construcción –impulsada por la obra pública– registró ese mes un incremento de 10,5 por ciento con respecto a igual período de 2016, con lo que acumuló una mejora de 3,8 por ciento para el primer cuatrimestre de este año.
Los buenos datos se extendieron al número de operarios en actividad y a la demanda de materiales.
Los múltiples proyectos lanzados por los distintos niveles del Estado son el principal motor de esta recuperación, pero también las obras privadas, en especial por la expansión de los créditos hipotecarios.
La contracara de ese sector clave fue el indicador industrial, que durante abril evidenció un retroceso de 2,3 por ciento. En el primer cuatrimestre, las fábricas produjeron 2,4 por ciento menos que en el mismo período del año anterior, que ya había sido recesivo.
Aunque la agroindustria también da señales de una mayor recuperación, la clave sigue siendo el sector metalmecánico. Los automóviles que se producen en la Argentina son caros medidos en dólares, por lo que las fábricas han acentuado la importación de nuevos modelos.
Los contrastes son evidentes cuando, mes a mes, las ventas de vehículos están por encima del comportamiento evidenciado en los dos últimos años, pero, por contrapartida, se observa una caída en la producción local.
Brasil, al igual que otras potencias económicas con débil crecimiento, coloca en el mercado argentino vehículos a precios promocionales, que están por debajo de los valores de los modelos que se ensamblan en las plantas locales.
Los claroscuros de la economía argentina no se despejarán si no hay un sinceramiento de los costos, a partir de una reducción de la fuerte presión impositiva.
El Estado nacional capta el 32 por ciento de lo que produce la economía en un año. Las provincias y los municipios agregan otros ocho puntos por sus impuestos y tasas, con lo cual el aparato público absorbe el 40 por ciento de la actividad.
El gobierno de Mauricio Macri se ha comprometido a reducir esta carga después de las elecciones legislativas. Pero esa promesa será muy difícil de cumplir si los argentinos no aceptan redimensionar el Estado. Esta decisión implica un ajuste en la estructura y en el personal ocupado, junto con un aumento de la productividad.
Esa resolución debe ser expuesta a la sociedad para que comprenda por qué se toman esas decisiones y cuáles serían los beneficios. Lo contrario implica asumir que los claroscuros se mantendrán.