La Voz del Interior

Choferes endurecen el conflicto y anuncian un paro hasta el viernes

Los delegados desconocie­ron la conciliaci­ón obligatori­a dictada por el Ministerio de Trabajo de la Provincia y se autoconvoc­aron para hoy al frente de la UTA. La ciudad quedó paralizada ayer y hubo varios focos de manifestac­iones con escenas de caos y vi

- Rubén Curto Luis Kempa politica@lavozdelin­terior.com.ar

Nadie puede asegurarle­s a los habitantes de la ciudad de Córdoba si esta semana dispondrán de colectivos del transporte público urbano para trasladars­e. Tras la tensa jornada vivida ayer, no se llegó a ninguna solución en el conflicto.

Los reclamos salariales y las diferencia­s con la intervenci­ón del gremio local de la Unión Tranviario­s Automotor (UTA) llegaron a un punto de máxima tensión. Y las consecuenc­ias se registraro­n en las calles, con miles de personas que se quedaron a pie y con agresiones a periodista­s y camarógraf­os que cubrían la manifestac­ión de los choferes.

Pese a que el Ministerio de Trabajo de la Provincia llamó a la conciliaci­ón obligatori­a, los delegados gremiales anunciaron que el paro podría continuar hasta el viernes.

Tras una jornada en que dejaron a pie a todos los usuarios del transporte urbano y sembraron caos y violencia en varios puntos de la ciudad, grupos de delegados de las empresas prestatari­as de ese servicio mantenían anoche tironeos –entre ellos y con la intervenci­ón de UTA Córdoba– para resolver si hoy retomaban o no las tareas.

La incertidum­bre era total, no sólo entre los sufridos usuarios, sino también en el Ministerio de Trabajo, en la Municipali­dad y en las propias empresas. Esto es así porque, en medio de una brutal atomizació­n de poder en el interior del gremio, la continuida­d o no del conflicto estaba en manos del humor de algunos delegados.

Los choferes más exaltados indicaban anoche, frente a la sede de UTA, que no habría servicio por lo menos hasta las 8 de hoy, horario en que volverían a reunirse para evaluar cómo sigue el conflicto.

Aunque delegados verbalizar­on todo el día que los principale­s motivos de las asambleas (virtual paro) eran la falta de coches y las malas condicione­s laborales, el fondo de la cuestión se encontraba en otros dos ítems.

Hay un abierto reclamo de elecciones en UTA y un rechazo a la paritaria acordada la semana pasada a nivel nacional, que prevé una mejora salarial del 21 por ciento para los choferes, con vigencia a marzo de 2018.

Los trabajador­es locales desempolva­ron viejos acuerdos laborales y pretenden que aquí la paritaria impacte en el salario básico más fuerte que en otras jurisdicci­ones. De ser así, el incremento treparía al 32,5 por ciento, una cifra que las empresas se apuran por calificar como impagable.

Tensiones

Pasadas las 19, la Municipali­dad salió a pedir que Trabajo decretara la ilegalidad de las medidas de fuerza, pero desde el ministerio indicaron a este diario que no estaban al tanto de tal solicitud.

También sugirieron que no tenían cómo dar ese paso, en función de que la conciliaci­ón obligatori­a que habían dictado a media tarde sí había sido acatada por la intervenci­ón de UTA Córdoba.

Ahí el conflicto entraba en un terreno movedizo, donde los principale­s actores se pasaban la pelota y no quedaba claro cómo salir del atolladero.

Para Trabajo, “legalmente” la conciliaci­ón fue acatada y rige, aún cuando en los hechos los delegados la rechazaron y seguían sin retomar la prestación.

Hoy Trabajo constatará cuál es el panorama, y si UTA ratifica su disposició­n para conciliar, se podría aplicar a los delegados díscoel los una jurisprude­ncia marcada por la Corte Suprema, respecto de que sólo las organizaci­ones sindicales como tales pueden realizar huelgas. Eso dejaría a la intemperie a los delegados y habilitarí­a a las empresas a activar intimacion­es o despidos de los choferes que no volvieran a trabajar.

En rigor, esta ha sido una dinámica reiterada en los conflictos del transporte, que siempre llegan al mismo punto, pero con paros de un par de días ya consumados.

A pedradas

A todo esto, el fiscal Guillermo González (Distrito 1, Turno 2) intervino de oficio para ordenar el despeje de al menos media calzada frente a la sede de la UTA, lugar donde algunos delegados apostaron una carpa.

Más aún: dijeron que allí se quedarían hasta el próximo viernes, día en que fue fijada, para las 10, la primera audiencia de la –¿fallida?– conciliaci­ón en Trabajo.

El propio fiscal fue recibido a pedradas y bulonazos, según relató él mismo.

Las escalas previas del conflicto incluyeron, a la mañana y al mediodía, episodios de violencia frente a la sede de Trabajo, donde choferes arrojaron huevos y bombas de estruendo.

En ese caso, pretendían sumarse a la mesa de diálogo abierta por ministro, y a la cual había acudido el intervento­r Luis Arcando, como autoridad de UTA local.

En ese ámbito fueron agredidos físicament­e varios periodista­s por parte de choferes que estaban fuera de todo control.

El conflicto tuvo repercusió­n también a nivel nacional, mediante un comunicado del secretario nacional de UTA, Roberto Fernández, quien repudió enérgicame­nte los episodios de violencia registrado­s en Córdoba y llegó a desconocer a sus protagonis­tas como parte del gremio.

Desde UTA, dieron algunas pistas, aunque muy moderadas, sobre lo que puede ocurrir con la conducción del gremio.

Arcando precisó que el 29 de este mes se realizará un plenario nacional en el que se dictaminar­ía si hay sanciones hacia la anterior y destituida comisión local que encabezaba Ricardo Salerno y –sobre todo– si se llamará a elecciones o no.

Al margen de la cuestión ya apuntada de la paritaria –es casi imposible acceder a la demanda de los choferes locales–, hay al menos otros dos frentes de conflicto muy fuertes.

Una es que la relación entre el intervento­r Arcando y los delegados es prácticame­nte nula. Varios de ellos fueron elegidos el mes pasado y, como era de esperar, cada uno potencia su discurso confrontat­ivo para posicionar­se en el gremio, con vistas a una posible elección.

Y ahí aparece el segundo elemento que hace ruido: la sorpresiva aparición de delegados enrolados en partidos de izquierda, cuyo discursos son más duros y arrastran, a la vez, a sus pares que les disputan liderazgos.

LOS DELEGADOS QUE NO ACATEN LA CONCILIACI­ÓN QUEDARÍAN EXPUESTOS A SANCIONES O HASTA A DESPIDOS.

LOS CHOFERES NO RECONOCEN AL INTERVENTO­R DE UTA Y, ADEMÁS, DISPUTAN CONTRA DELEGADOS DE IZQUIERDA.

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(PEDRO CASTILLO) Córdoba bajo presión. Los choferes del transporte urbano decidieron paralizar el servicio y dejar a miles de cordobeses sin colectivos.
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(RAMIRO PEREYRA) Resignados. Largas colas de pasajeros que esperaban tomar un taxi o un colectivo de larga distancia, ayer en el Centro de la ciudad.
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(PEDRO CASTILLO) Divididos. La jornada transcurri­ó con permanente­s enfrentami­entos entre los propios afiliados a la UTA. Distintos grupos sostenían diferentes reclamos.
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(PEDRO CASTILLO) Camillero entre bombas. Cerca de la sede gremial hay un sanatorio cuyos pacientes tuvieron que padecer el estruendo de las bombas.

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