Asuntos no tan internos
El martes, hubo un acto casi privado en la Jefatura de Policía de Córdoba que pasó inadvertido. Se trató de la ceremonia de presentación de la nueva Dirección General de Control de Conducta Policial, que había sido anunciada con gran despliegue en enero pasado en medio de una crisis institucional por la sucesión de casos con agentes de diferentes rangos involucrados en distintos delitos.
Ahora, sin embargo, la puesta en funcionamiento de esta área fue otra de las varias noticias que quedaron en el margen de la agenda pública a raíz del conflicto del transporte urbano de pasajeros, que copó toda la atención y el malhumor social.
En en el Salón VIP de la Central de Policía, el ministro de Gobierno, Juan Carlos Massei, y el secretario de Seguridad, Diego Hak, junto a la Plana Mayor, ungieron al director General de Control de Conducta Policial, comisario mayor Rodolfo González.
Junto a él, asumió un cuerpo de más de medio centenar de uniformados, varios de los cuales habían sido apartados de Investi- gaciones Criminales durante el verano, en medio de un descontento oficial por el escaso avance de algunas causas resonantes.
O sea, se fueron pero no del todo. Y ya volvieron.
González, que estaba en Bomberos y goza de la máxima confianza del subjefe de la fuerza –otro exbombero, Gustavo Folli Pedetta–, tenía un escollo pendiente que no le permitía asumir antes, pese a que su nombre comenzó a sonar casi de manera inmediata al anuncio oficial de la creación de esta dirección.
El 24 de mayo último, el fiscal de Villa María Gustavo Atienza pasó a archivo la denuncia contra González por el siniestro vial en el que murieron tres agentes (Diego Alberto Torelli, Miguel Ángel Ramos y René Riveros) el 29 de diciembre de 2014.
En una camioneta policial Chevrolet S10, seis uniformados habían partido de Villa María (donde González era jefe) a Córdoba para buscar otra patrulla. En el camino, volcaron en la autopista.
En la denuncia, se había señalado que González había firmado la orden para que viajaran los seis policías en un solo vehículo, pese a que tenía capacidad para cinco ocupantes.
Mientas se analizaba esa denuncia, el 99 por ciento de la flamante dirección ya había sido nombrado, según los documentos a los que tuvo acceso La Voz en su momento.
En el medio, hubo una puja encubierta y virulenta alrededor del armado de la Dirección General de Control de Conducta Policial.
Sucede que se trata de un área muy sensible, que tendrá acceso a todos los legajos y podrá definir la suerte interna de aquellos que tengan pretensiones de ascenso y poder.
Y aunque se niegue en voz alta, nadie duda de que esta dirección comenzará a competir con el Tribunal de Conducta Policial y Penitenciario, el organismo civil (depende del Estado) creado años atrás con la premisa de que los policías no se podían investigar a sí mismos.
Lo concreto es que, de una u otra forma, siempre existieron presiones y encubrimientos.
Y nunca se avanzó en un real control independiente a una institución que hace tiempo pide a gritos una regulación mucho más sincera.
El robo de más de 70 pistolas policiales, hace dos años, es la prueba más contundente en ese sentido.
Todos miraron hacia otro lado hasta que el escándalo estalló varios meses después.
Por fortuna para los delincuentes vestidos de uniforme policial, la causa quedó en el fuero Antico- rrupción.
Hasta hoy, poco se sabe sobre cómo ocurrió la sustracción y quiénes estuvieron realmente involucrados, pese a que todavía hay cuatro efectivos imputados con diferentes grados de sospecha.
Mucho menos se investigó la larga cadena de encubrimientos que permitió que semejante robo estuviera tapado durante casi medio año.
Es sólo una muestra de un universo mucho más amplio.
La enorme caja azul, aquella que detonó en parte el desmadre de diciembre de 2013, continúa intacta, según aseguran aquellos que conocen de cerca el entramado de esta ciudad policial de casi 20 mil varones y mujeres.
Desde la compra de cloro para los baños de las comisarías hasta los repuestos de automotores, pasando por las millonarias contrataciones de armas y móviles, hace tiempo que todo se mira con desconfianza.
EN MEDIO DEL CONFLICTO DEL TRANSPORTE, PASÓ INADVERTIDA UNA NOTICIA POLICIAL QUE NO ES MENOR.