“Quiero darles estudios a mis hijos”
Mariela Araya tiene 43 años, es madre de tres hijos y está separada. Vive en Villa Martínez, en el sur de la ciudad. De lunes a viernes trabaja cuidando a una persona mayor y un día a la semana hace tareas de limpieza en una droguería. El dinero le alcanza con suerte y por un único motivo. “Lo estiro como chicle”, dice.
Por ese motivo, Mariela está buscando algún trabajo más. Es único sostén de familia y lleva adelante su casa como puede. Cobra la asignación universal por hijo por el más chico, de 14 años. Los otros tienen 24 y 19 años, y están terminando sus estudios. El más grande sigue una tecnicatura en industrias alimentarias en la Universidad Tecnológica de Córdoba y está buscando empleo. Antes trabajó en dos call centers. Su hija de 19 años está terminando el secundario.
Mariela quiere que sus hijos puedan tener un título y otras oportunidades que ella no tuvo. “Lo que más me preocupa es darles estudios a ellos, creo que es el mejor legado que una madre puede darle a un hijo. Por eso me sacrifico haciendo lo que puedo. Hago lo que sea para que no les falte nada, para que puedan estudiar”, dice.
Mariela nunca pudo ingresar al mercado formal de trabajo. Ahora sus hijos son grandes, pero durante varios años fueron los mayores quienes la ayudaron con el cuidado del más chico para que ella pudiera salir a trabajar.
Mariela dice que la situación en estos tiempos está más complicada. “Tengo muchas amigas que están desocupadas. No tienen empleo y se les hace difícil conseguir uno. Presentan currículums en empresas de limpieza, en todos lados, y no se consigue. Hay que agarrar lo que sea porque está todo muy duro”, señala.