La Voz del Interior

Grave imputación a funcionari­o por la tragedia del geriátrico

José Lábaque está acusado por homicidio culposo. Allanaron el Ministerio de Salud de Córdoba.

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y clausurar los geriátrico­s en la provincia de Córdoba, en la órbita del Ministerio de Salud.

Desde ayer, está imputado por graves delitos en el marco de la investigac­ión por el trágico incendio en el geriátrico Mi Sueño, ocurrido en la madrugada del pasado 2 del corriente en barrio Silvano Funes de Córdoba capital, y que causó la muerte de dos residentes, de 81 y 87 años.

El fiscal Carlos Matheu imputó ayer a Lábaque de los delitos de homicidio culposo agravado por el número de víctimas, abuso de autoridad e incumplimi­ento en los deberes de funcionari­o público. No está detenido ni lo estará.

Lábaque se convirtió en el tercer imputado por la tragedia de Mi Sueño, un geriátrico que no contaba con ninguna habilitaci­ón para funcionar. Era clandestin­o.

Los otros dos imputados, también en libertad, son la dueña de la residencia, Lorena Romero, y la enfermera que cuidaba a todos los residentes, Rosa Álvarez. Ambas están acusadas por homicidio culposo agravado y lesiones culposas. La imputación de Lábaque, un funcionari­o de segunda línea en la cartera que dirige Francisco Fortuna, se conoció ayer luego de que el fiscal ordenó un allanamien­to en el Ministerio de Salud, en el complejo Pizzurno. Cadena de irregulari­dades ¿Por qué terminó imputado este funcionari­o responsabl­e de cuidar y vigilar que no haya antros que alojen a ancianos?

Según trascendió de fuentes judiciales, el geriátrico Mi Sueño, que funcionaba en calle Tamburini 6958, había sido habilitado por Lábaque en julio de 2016.

En el marco de la causa, se pudo determinar que la habilitaci­ón se dispuso, pese a que un inspector había determinad­o irregulari­dades en el edificio, como falta de sensores de humo y temperatur­a, y problemas con los matafuegos.

Pese a todo, Mi Sueño recibió el apto y comenzó a funcionar con cuatro camas. Al tiempo, duplicó su capacidad de alojamient­o.

A fines de mayo último, 10 días antes de aquella fatídica madrugada, Mi Sueño recibió otra visita de un inspector de Rugepresa. El oficial constató que el hogar seguía sin medidas de seguridad mínimas y vitales, como el sensor de humo y matafuegos sin carga. “Ese hogar no sólo no podía funcionar, sino que las autoridade­s estaban al tanto y no lo evitaron”, dijo una fuente de la causa.

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