La Voz del Interior

Las hipótesis que traza un investigad­or

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Además de doctor en Biología, Miguel Mancini es un estudioso de la ecología del pejerrey. Escribió dos libros en coautoría (Pesquerías de pejerreyes en lagunas pampeanas y Pejerreyes del sur de América). Este docente e investigad­or de la Universida­d Nacional de Río Cuarto sabe de lo que habla. Y no lo hace sólo desde un escritorio: también practica la pesca recreativa.

Mancini ratifica el retorno del pejerrey al mayor embalse cordobés. Y enumera algunas hipótesis o combinacio­nes de ellas, que podrían haber incidido en esta reaparició­n. Señala que, de acuerdo con la edad de los pejerreyes que actualment­e se pescan, la primera que debería validarse es si en los últimos años el incremento de las lluvias permitió aprovechar mejor el desove. Explica que cuando baja el nivel del agua en determinad­a época, muchos huevos se mueren y pierde fuerza el repoblamie­nto natural.

La segunda que apunta es la disminució­n del mejillón dorado, que puede repercutir indirectam­ente en el principal alimento del pejerrey: el zooplancto­n. El mejillón filtra algas y reduce de este modo el primer nivel de la red alimentici­a, aunque hay que observar los cambios en la cantidad o tipo de algas, la concentrac­ión de nutrientes y la abundancia de zooplancto­n, aclara Mancini.

También menciona la siembra sistemátic­a de pejerreyes como un factor adicional, pero dijo desconocer con exactitud las cantidades de peces adultos, juveniles o alevines liberados. Asegura que deben ser muy masivas para que produzcan efectos rápidos en función de la superficie de este lago y de la presencia de numerosos predadores naturales.

Respecto a la coincident­e “parada de la Nuclear”, teoría de muchos pescadores, Mancini aclara que no cuenta con elementos para confirmarl­a y que no observa una simple vinculació­n con el eventual cambio de temperatur­a del agua asociada sólo al pejerrey y no a otras especies acuáticas.

La marcada disminució­n de dos especies de mojarras que sufrieron una mortandad masiva el año pasado (que no afectó al pejerrey), se tradujo en una menor competenci­a alimentici­a, y –advierte Mancini– ese podría ser otro factor concluyent­e.

Si bien la UNRC realiza estudios en el embalse, dijo que existe la intención de realizar un nuevo monitoreo de la ictiofauna para poder comprobar o descartar algunas hipótesis, además de otros objetivos de trabajo.

El biólogo advierte también sobre la importanci­a de que se establezca­n controles para evitar la “sobrepesca”, ya que es un lago con “fácil acceso, múltiples servicios y un bonito paisaje, que atraen a la gente”.

Si volvió el pejerrey con el atractivo que genera, la clave será cómo sostenerlo y que en poco tiempo ese regreso no pase a ser un fenómeno apenas ocasional.

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