“El feminismo no es mujeres quemando corpiños”
Gal Gadot es la gran estrella del momento, con el protagónico de “Mujer Maravilla”. “La gente acabará admirando también a personajes fuertes que sean mujeres”, asegura.
La estrella de la última película de superhéroes es una mujer que habla inglés con acento mediterráneo y que nunca se interesó por los cómics. Gal Gadot nació años después de que Lynda Carter rompiera los esquemas en la televisión de la década de 1970 como protagonista de Wonder
Woman. La actriz israelí recoge ahora los brazaletes y el lazo de la diosa Diana, hija de la reina de las amazonas Hippolyta, con el ímpetu para hacer tambalear los cimientos de Hollywood.
Gadot (Rosh Ha’ayin, 1985) mide casi 1,80 metros, es esbelta y de facciones finas, nada que ver con los rostros angulados que dominan las películas de acción. La modelo, fanática de las motos de gran cilindrada, cuenta que tuvo que subir de peso 6,5 kilos para interpretar a la Mujer Maravilla.
Wonder Woman es la historia de cómo Diana, emblema de la castidad en la mitología grecorromana y convertida en ícono del feminismo en la era moderna, va descubriendo que, en realidad, es hija de Zeus. Una heroína en permanente conflicto, diosa guerrera alabada por su fuerza, gracia atlética, belleza y habilidades con las armas. También, al mismo tiempo, cruel y vengativa. El gran reto, explica Gadot, era encontrar un equilibrio.
Diana, señala la actriz, “necesita ser optimista, pero no ingenua; feroz, pero no aterradora; buena, pero sin aburrir; ajena, pero no inhumana”. Eso permite, añade, enseñar al público el mundo real a través de sus ojos, los de una heroína que no se deja batir después de 75 años salvando al mundo en los cómics y en tevé.
“Un superhéroe es sinónimo de fuerza y poder, cualidades que siempre se relacionan con el hombre. Diana es la guerrera más poderosa, aunque a la vez había que mostrar sus cualidades femeninas, porque una mujer fuerte provoca cierta resistencia”, explica. La manera de resolver esta triquiñuela era haciendo que Wonder Woman no tuviera un concepto de género. La lucha que llevó a Wonder
Woman a la pequeña pantalla sigue siendo la misma medio siglo después. Para ella, el feminismo es una cualidad: “Es libertad de elección, sencillo. No es mujeres quemando corpiños”.
Gadot ya debutó hace un año como Wonder Woman en la película Batman vs. Superman:
el amanecer de la justicia .Su papel era una especie de contrapunto, a la vez que servía de presentación.
De los 55 blockbusters producidos por Hollywood durante la última década, ninguno tuvo como protagonista a una mujer. Hay que remontarse a Elektra, en 2005, y a Catwoman, un año antes. Sin embargo, aquellas no generaron ni lejos la expectación que, desde hace meses, acompañaa Wonder Woman y acabaron siendo un desastre financiero.
Ahora, la actriz se presenta en las multisalas como si hubiera estado toda su vida preparándose para el personaje. Empezó bailando, recibió el título de Miss Israel en 2004, durante dos años hizo el servicio militar, obligatorio en su país, estudió leyes y antes de acabar la universidad se dedicó a actuar en series. “Nunca pensé ser una actriz... una cosa llevó a la otra”. Y así entró en la saga Rápido y Furioso.
Aunque toda la atención está en la cuestión de género, Wonder
Woman es, a la vez, una película bélica; un filme de acción; una comedia romántica; y una historia mágica con un mensaje de esperanza para la humanidad, en un momento en el que el debate está dominado por la confrontación y la desinformación.
“Este personaje es universal, porque habla de amor, compasión y de paz. Es un mensaje relevante en el momento que vivimos”. La actriz dice que Wonder Woman no puede fracasar. Y que no se trata de cambiar Hollywood. “No se hizo la película para eso”.
“Es sólo cuestión de tiempo que la gente acabe admirando también a personajes fuertes que sean mujeres. Aunque aún hay mucho camino por recorrer”.
“Nadie me preguntó antes cómo trabajar con un director, así que: ¿Qué más da el género de con quién trabajas?”. Que se haga esta distinción, “es la muestra de que no se ha ganado la batalla. La victoria llegará cuando el género no sea la cuestión”.