Hacer que las promesas no se las lleve el río
por la confluencia de jurisdicciones, en vez de ser el lugar de echar culpas al otro, el río sería perfecto para ser el lugar de políticas de estado.
si Córdoba fue acá y no en cualquier otro lado, al principio de todo, fue por el río. Así se fundaban ciudades antaño: cerca de un curso de agua limpia. En la historia de la naturaleza puede ser un parpadeo la antigüedad de Córdoba, pero no para el río: el tajo que cruza la ciudad es una herida abierta; sucio y contaminado, que no consigue más que pequeños momentos de atención de gobiernos y sociedad.
Poner la ciudad de cara al río, prometieron gobiernos municipales. Hacer parques lineales en las márgenes, la Provincia. Y todo duró el tiempo suficiente para pasar a otro tema y olvidar, de nuevo, al río, que se lleva todo aguas abajo.
Y por la confluencia de jurisdicciones, en vez de ser el lugar de las excusas repartidas y el echar culpas al otro, el río sería un perfecto lugar de encuentro de políticas de Estado: la Provincia con su responsabilidad sobre el curso de agua y sus márgenes, la ciudad con el control de las fuentes de contaminación y la Nación con la única billetera capaz de pagar transformaciones en serio.
Por eso, luego de 10 días atendiendo lo urgente del transporte, quisimos dedicarle nuestro Primer plano a un tema importante, que invita a repensar en qué tipo de ciudad queremos habitar.
Pensar partiendo de cómo está, lo que mostramos en un recorrido con fotos rotundas.
A menudo basta con contar cuál es la realidad. Ese es el aporte de base del periodismo para ser insumo de la ciudadanía. En este caso, como en muchos otros, nos propusimos hacer más: generar un espacio para pensar y debatir soluciones. El río es el protagonista de este informe y también de una nueva charla debate del ciclo de Periodismo Ciudadano que organiza La Voz, que convocará a especialistas para debatir propuestas para mejorar el río Suquía en la ciudad de Córdoba, con la consigna “¿Qué hacemos con el Suquía?”.
Eso: ¿qué?