La Voz del Interior

La muerte del líder del Estado Islámico, un anuncio que Putin espera confirmar

Moscú informó el deceso de Al Bagdadi, pero luego relativizó la noticia.

- Agencias EFE y DPA

Para el Kremlin, sería un éxito clave en Siria.

El máximo líder del Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Bagdadi, podría haber muerto el 28 de mayo en un bombardeo de la aviación rusa en Siria, según reveló ayer el Ministerio de Defensa del Kremlin, pero luego lo relativizó la propia cancillerí­a en Moscú.

La informació­n, que de confirmars­e significar­ía un revés de alto valor simbólico para los yihadistas que combaten en Siria y en Irak, no fue constatada ni por las milicias kurdas o árabes que combaten en el lugar, ni por la coalición de países que lidera Estados Unidos en el conflicto sirio.

Según el comunicado castrense, Al Bagdadi, líder del EI desde 2010, estaba entre los comandante­s que participar­on en una reunión del grupo yihadista celebrada a fin del mes pasado en las afueras de Al Raqqa, que fue atacada por aviones Su35 y Su34.

“Por informacio­nes que tratan de ser comprobada­s por diversos canales, a dicha reunión asistía el líder del EI, quien como resultado del ataque fue liquidado”, señaló la nota. “También fueron eliminados otros altos jefes del grupo terrorista, integrados en el llamado consejo militar del EI, además de 30 comandante­s de rango medio y unos 300 guerriller­os”, afirmaron los militares rusos.

La nota mencionó los nombres de varios de los comandante­s aniquilado­s, como son los casos del emir de Al Raqqa, de Abu al Hadzhi y del jefe del servicio de seguridad del EI, Suleiman al Shauah.

Al Raqqa está considerad­a como “la capital” del Isis (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) en Siria, así como Mosul ha sido el bastión yihadista en Irak y el lugar donde Al Bagdadi proclamó el califato en junio de 2014.

La aviación rusa bombardeó a los yihadistas cerca de Al Raqqa pasada la medianoche del 27 y el 28 de mayo, después de que sus drones confirmaro­n el lugar y la hora de la reunión de los jefes del grupo yihadista. Al parecer, el objetivo de la reunión de ese día era planear las rutas de salida de yihadistas de Al Raqqa hacia el sur.

Según trascendió, antes de consumar la operación, Moscú le informó sus planes a Washington.

Durante la reunión del Consejo de Seguridad de Rusia, el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, informó ayer al jefe del Kremlin, Vladimir Putin, sobre la aniquila ción de los terrorista­s, “entre los que se encontraba­n varios de los líderes del EI y, presuntame­nte, Al Bagdadi”. La noticia del posible deceso de su líder se produjo cuando el Estado Islámico está sufriendo los mayores reveses en varios años, en Siria y en Irak. Cautela de Lavrov Sin embargo, el impacto acerca de la posible muerte del autoprocla­mado “califa”, fue relativiza­do unas tres horas después de que se hizo público el comunicado del Ministerio de Defensa. Y es que el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, aseguró que carecía de “plena confirmaci­ón” sobre la muerte de Al Bagdadi.

Lavrov advirtió de que en el pasado ya se informó “con gran pompa” sobre la muerte de diferentes líderes terrorista­s, pero “la experienci­a demuestra que después esos grupos recuperan la capacidad de combate”.

La coalición internacio­nal liderada por Estados Unidos también declinó confirmar “por el momento” el anuncio, al igual que las milicias kurdas y árabes. Mientras, los medios de comunicaci­ón leales al presidente sirio, Bachar al Assad, se limitaron a replicar el comunicado ruso y la agencia Amaq, portavoz de los yihadistas, mantiene un riguroso silencio.

No es la primera vez que la prensa da por muerto al líder del EI. La prensa británica ya había informado su deceso la semana pasada, mientras que en febrero se dijo que Al Bagdadi pudo haber resultado gravemente herido.

Según versiones periodísti­cas, los yihadistas habrían trasladado su cuartel general de Al Raqqa, ciudad asediada por las milicias kurdosiria­s apoyadas por Estados Unidos a la localidad de Al Mayadin, en la provincia de Deir al Zor, en el noreste de Siria.

Hacia Al Mayadin, que se encuentra en la orilla derecha del río Éufrates, habrían huido la mayoría de comandante­s del EI que se encontraba­n refugiados tanto en Al Raqqa como en Mosul.

Todas las informacio­nes apuntaban a que Al Bagdadi estaba en Mosul y luego huyó a un nuevo escondite en el desierto del norte iraquí, aunque hacía muchos meses que no se lo veía en público.

En caso de que se confirme su muerte, sería un espaldaraz­o para Putin, quien siempre dijo que el objetivo de la intervenci­ón rusa en Siria era acabar con el terrorismo yihadista y no evitar el derrocamie­nto de Asad.

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(AP) Líder. Abu Bakr al Bagdadi, en una imagen en su “califato” de Mosul.

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