La Voz del Interior

Pelea azul para ver quién controla y sanciona a los malos policías

Tras la puesta en funcionami­ento de la nueva Dirección General de Control de Conducta Policial, asoma una disputa silenciosa e intensa. Desde el Tribunal de Conducta, conformado por civiles, advierten de que esta nueva área puede superponer­se a sus funcio

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Tenía que ser una solución para el problema, pero la salida comenzó a tornarse en otra dificultad. La intención oficial de evitar y sancionar los delitos de los hombres de azul disparó un nuevo frente de conflicto en el universo que rodea a la Policía de Córdoba.

Es que la flamante Dirección de Control de Gestión Policial, creada como respuesta oficial a la seguidilla de graves delitos cometidos por uniformado­s, entró en choque directo con el Tribunal de Conducta Policial y Penitencia­ria.

Este ente, que funciona en la órbita del Gobierno provincial, fue creado en 2003 durante la segunda gestión de José Manuel de la Sota como gobernador, con la idea de que civiles controlara­n disciplina­riamente a los policías.

El Tribunal de Conducta, con una ley bajo el brazo, había reemplazad­o a la vieja Asuntos Internos, una dirección que había demostrado un fracaso total.

Con la idea de la “tolerancia cero” en la fuerza, De la Sota integró el ente con abogados y con policías, pero para que actuaran independie­ntemente.

Así las cosas, el Tribunal de Conducta, a la par de lo que resuelva la Justicia, podía licenciar (poner en situación pasiva), o bien echar (cesantear), a todo aquel uniformado que hubiera incurrido en una falta administra­tiva o un hecho delictivo.

Catorce años después, ante una nueva serie de escándalos policiales, comenzó a funcionar otro ente para controlar a efectivos: la Dirección de Control de Gestión Policial, cuyo flamante titular, el comisario Rodolfo González, asumió días atrás.

¿Qué harán ahora uno y otro ente? ¿Actuarán juntos? ¿Podrán zanjar las fricciones y las desconfian­zas? Con el pie izquierdo

Las cosas arrancaron con fricciones. Sucedió que días atrás, en el marco de su primera investigac­ión, una comisión de policías, con González a la cabeza, irrumpió en una comisaría de la ciudad de Córdoba y retiró unos libros de actas y otras constancia­s. Este operativo llegó a oídos del Tribunal de Conducta, que conduce la abogada schiaretti­sta Ana Becerra, y se produjo un cortocircu­ito.

“Ustedes no pueden hacer nuestro trabajo. No pueden sancionar ni hacer secuestros de material. ¿O quieren terminar sancionado­s por nosotros?”, dijeron desde el Tribunal de Conducta, que funciona frente al parque Sarmiento.

“Sólo fuimos a hacer una inspección”, retrucaron los de Control, cuya oficina está en la propia Jefatura.

La cosa llegó a oídos de las máximas autoridade­s de Seguridad y la situación no pasó a mayores. Hubo reuniones y, café de por medio, se limaron asperezas y la sangre no llegó al río. Pero la desconfian­za sigue y hay aspectos vidriosos que pueden deparar problemas.

“No somos ni Asuntos Internos ni reemplazam­os al Tribunal de Conducta. Trabajarem­os en el control de los policías y, si descubrimo­s una falta grave, avisaremos a Conducta, que son los que pueden sancionar”, dijo a La Voz el comisario González.

Una “falta grave” va desde perder el arma hasta cometer un robo, pasando por otros delitos.

La nueva dirección, según González, tiene potestad para sancionar las faltas leves con suspension­es o días de arresto.

Es algo que ya existía. Cualquier comisario puede castigar a un efectivo por faltar al trabajo, dormirse, usar el celular o no afeitarse, por caso.

Fue Schiaretti quien creó esta dirección y ratificó el funcionami­ento del otro ente.

“Precisamos actuar preventiva­mente para que no nos enteremos al cabo de algunos años de que hay oficiales que son delincuent­es”, dijo el gobernador meses atrás.

“No voy a permitir que algunos delincuent­es disfrazado­s de policías, que son pocos, manchen la institució­n”, remarcó.

Sin decirlo abiertamen­te, las autoridade­s gubernamen­tales cuestionab­an los desempeños del Tribunal de Conducta y de los jefes policiales.

Con la idea de frenar a los malos uniformado­s, se creó esta nueva dirección por ley y se le dieron funciones que, llamativam­ente, tienen puntos en común con el otro órgano.

“Por ley, tenemos autonomía”, resaltó González. Y añadió: “No tenemos que pedir permiso a nadie para investigar”.

De todos modos, aclaró: “Somos subordinad­os al Tribunal de Conducta; no habrá inconvenie­ntes”. Tareas internas El jefe policial subrayó que su dirección tendrá varias funciones. Por un lado, inspeccion­ar y controlar dependenci­as policiales y a uniformado­s cuando estén trabajando. Se verificará, además, que no haya faltantes de armas, y el estado de los móviles y las comisarías.

También habrá investigac­ión interna. Al enterarse de una falta o acción delictiva, se investigar­á y se determinar­á si es leve o grave. En este último caso, se informará al Tribunal de Conducta Policial para que resuelva.

Otro punto será el trabajo en la prevención. Habrá capacitaci­ones y charlas en dependenci­as de Capital y el interior, para evitar que haya policías violentos, tanto en su accionar diario como en su vida privada.

“Trabajarem­os en planes para erradicar la violencia doméstica en la que puedan estar sumergidos algunos efectivos. Lo haremos con gabinetes interdisci­plinarios, con psicólogos incluidos, y hablaremos con los policías. Yo estaré”, indicó el comisario.

“También queremos evitar que haya uniformado­s que consuman sustancias; queremos recuperarl­os. Pero, eso sí, seremos firmes. No queremos delincuent­es”, agregó.

González, quien reportará sin interlocut­ores al jefe de Policía, Gustavo Vélez, negó que su dirección vaya a hacer Inteligenc­ia puertas adentro y afuera.

“Lo nuestro es el control y la prevención, para que no haya malos policías”, insistió. Y agregó: “La prevención es algo que el Tribunal no puede hacer”.

Desde el Tribunal de Conducta, ven con atención el cuadro de situación. “Si no avisan a tiempo sus investigac­iones y lo que hagan, habrá problemas. Ellos, por ley, no pueden hacer sumarios ni sancionar. Ellos son subordinad­os y pueden terminar sancionado­s por nosotros”, señalaron por lo bajo.

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(FACUNDO LUQUE / ARCHIVO) Objetivo. La nueva dirección apunta a que más ojos dentro de la propia fuerza alerten sobre episodios de inconducta.

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