La Voz del Interior

Diez días de paro, 158 despidos firmes y un futuro incierto

Aún no hay negociacio­nes entre la UTA y las empresas por los desvincula­dos. El gremio, primero, busca desplazar a los delegados. Marín resiste y llamó a los choferes a concentrar hoy en la sede de UTA. Mestre ratificó cesantías.

- Rubén Curto rcurto@lavozdelin­terior.com.ar

la UTa promUeve la remoción de los delegados díscolos anTes de negociar por los despedidos.

De un paro de 10 días, tan salvaje y con tantas secuelas como el que sufrió Córdoba en su sistema de transporte la semana pasada, no se sale de manera sencilla. No hay puerta giratoria. El ingreso al conflicto y su potenciaci­ón posterior fueron acelerados. Ahora la salida es compleja, habiendo –como hay– 158 trabajador­es despedidos, sobre unos 3.500 que tiene el sistema.

¿Qué pasará con esos choferes? Nadie puede afirmarlo, menos aún con tantos actores de por medio: empleados, delegados, UTA nacional, empresas, Municipali­dad y Ministerio de Trabajo.

Durante la semana pasada, se insinuaron los ejes de una estrategia de dos pasos, que tiene a UTA nacional como punta de lanza. Como se recordará, el paro se agitó a partir de delegados y por fuera de la intervenci­ón de UTA Córdoba y de UTA nacional.

Esos estamentos quieren el escarmient­o de los delegados díscolos, así como recuperar poder y representa­tividad ante los choferes, de modo que no se repitan en el futuro conflictos fogoneados por delegados sin límite legal.

El miércoles, el secretario de interior de UTA nacional, Jorge Kiener, jugo sus cartas. Reunió a choferes despedidos y los instó a que ellos mismos remuevan a los delegados que los arrastraro­n al abismo, para después sentarse a negociar, como UTA nacional, la reincorpor­ación de despedidos.

Ese primer paso y su correspond­iente “operativo limpieza” pueden darse por dos vías. Que efectivame­nte sean los choferes quienes revoquen el mandato de los delegados, para lo cual deben convocar a asamblea con la firma de, al menos, el 10 por ciento de los representa­dos, y votar allí.

Eso dejaría el camino liberado a las empresas para definir eventuales sanciones, suspension­es o hasta el despido de los exdelegado­s.

Desafuero

La otra opción es que la avan zada sobre los delegados la inicie la misma patronal, con pedidos de desafuero para quitar la tutela sindical, algo que lleva más tiempo. Hay concesiona­rias que ya están evaluando esa posibilida­d.

Los delegados apuntados como responsabl­es del paro son 34, y es evidente que afrontan una posición incómoda ante sus pares.

La movida inicial de UTA aplacó casi por completo a los demás actores. Las empresas no han dado en los últimos días indicios de cómo manejarán el posconflic­to, y hasta desde el Ministerio de Trabajo miran de reojo los pasos del gremio.

Todos imaginan que cualquier negociació­n posible en ese ámbito entre las empresas y la UTA no se iniciará antes de que decante de algún modo el panorama ya des cripto de los delegados.

En las últimas horas, el delegado Marcelo Marín avisó que hoy manifestar­á frente a la sede de UTA para pedir las reincorpor­aciones. No sólo no da paso al costado, sino que se imagina a sí mismo como gestor de la vuelta de los despedidos, lo que ya generó un efecto rechazo en otros choferes que no quieren saber nada con él.

También hay otro problema adicional. A la propia UTA le urge recomponer su presencia en Córdoba y también su relación con las concesiona­rias.

Obvio que el eje de esa negociació­n será el toma y daca por los despedidos. Una forma de reposicion­ar a la UTA frente al desmadre de los delegados sería que pueda colgarse la cucarda si se concretan reincorpor­aciones.

Tampoco es algo sencillo. En frente está la negativa tajante del intendente Ramón Mestre a dar marcha atrás con los despidos. Esa posición inflexible le permitió colocarse en sintonía con los usuarios en el momento más caliente del conflicto. Jugó al límite en lo verbal y nadie lo imagina retrocedie­ndo de esa posición.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina