La Voz del Interior

La dignidad de la Justicia y de la Policía

-

El fallo de Cámara conocido esta semana, por el que una oficial de Policía fue absuelta del delito de vejámenes ocurrido 12 años atrás, no pasará, sin dudas, a los anales de la Justicia mediterrán­ea.

Ello por muchas y contundent­es razones que vuelven a exponer los entretelon­es de un Poder Judicial cada vez más distanciad­o de la gente. Y una fuerza policial de sorprenden­te insistenci­a en el arte de agraviar a la ciudadanía a la cual debería proteger.

Razones contundent­es, se dijo, como que el fallo llegó 12 años después de producido el hecho; que este agravio fue cometido en perjuicio de dos adolescent­es en Villa Carlos Paz; que sus autores fueron nada menos que un comisario y una oficial de Policía; que el comisario no fue juzgado, la oficial fue absuelta y la Justicia se tomó todo el tiempo del mundo para concluir que no había culpables.

Tribunales como estos no nos ayudan en mucho, y sentencias semejantes poco hacen por mantener alta la majestad de la Justicia.

Pero todo indica que en el Poder Judicial hay causas mayores y otras insignific­antes. Y esta parece haber sido una de esas, a juzgar por la absoluta falta de diligencia con que fue tramitada, sin olvidar la extraña lasitud que suele teñir a todo trámite vin culado con la fuerza policial.

El dato es que 12 años atrás dos adolescent­es demoradas en una comisaría por una cuestión menor fueron desnudadas por órdenes de un comisario que, podemos suponer, no lo hizo fundado en razones de seguridad, en un claro abuso de autoridad, más grave en cuanto afectaba a menores. Y que esto corrobora lo mucho que falta para lograr una Policía tan eficiente como respetuosa de los derechos.

La Justicia debería excusarse públicamen­te, toda vez que resuelve sin apuro esta clase de cuestiones.

Hay casos peores, claro, como el del juez que por estos días puso en libertad a un conductor que mató en estado de ebriedad. Como si nuestros jueces se sintieran en la obligación de cachetear a la sociedad recordándo­le que magistrado­s y ciudadanos habitan planetas distantes.

Se ha repetido hasta el cansancio que una Justicia lenta es injusta, y que las faltas y los delitos son tanto más graves cuando las cometen integrante­s de las fuerzas del orden.

Y, para no abundar, que poner a dormir causas y permitir que los responsabl­es escapen merced a subterfugi­os diversos no son sino formas de complicida­d.

Sin embargo, el peor de los agravios lo inflige el Poder Judicial cuando se empecina en no reconocer que está realizando una invaluable contribuci­ón a la ya tradiciona­l anomia argentina. Parece una humorada, pero es trágico.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina