Con todo el reggae
El cantante jamaiquino llega a Córdoba para revisar una trayectoria de casi 50 años, que incluye colaboraciones con los británicos Massive Attack. Aunque acepta que “el mal está triunfando”, tiene esperanza en que vendrá un futuro mejor. Y acusa a los líd
Cuando se confirmó el show de Horace Andy en Córdoba (finalmente se ofrecerá este viernes en Club Paraguay), la disyuntiva promocional era si se apuntalaba su duradera sociedad con el grupo trip hop Massive Attack o su condición de vocalista legendario y singular del reggae de raíz y testimonial.
Finalmente, tanto programadores como prensa eligieron un
mix entre ambos extremos, aunque coincidieron en el punto de que es un show ineludible para apreciar un inconfundible estilo interpretativo, que empieza los versos con agudos incisivos y los termina con inflexiones de vibrato. “Mi voz es una bendición, un regalo de Dios. Recuerdo hacer mi primera canción en el estudio de grabación ahora llamado Dynamic. Nunca tuve ningún plan para ser un cantante, sólo nací para serlo y cada vez me siento más conforme con mi voz. No es la primera vez que podrán oírla en tu país, porque he estado allí ya cuatro veces con Massive Attack. Pero es cierto, esta será la primera por mi propia cuenta y estoy muy entusiasmado”, le dice Andy a VOS en el marco de una entrevista entrecortada, que demandó llamados, intercambios por WhatsApp y algunos intentos de envíos de cuestionarios vía e-mail.
Originario de Kingston y enrolado como Horace Hinds, este artista cambió su apellido en homenaje al cantante y compositor Bob Andy, miembro fundamental de The Paragons y jamaiquino como él. En el tránsito de los ’60 a los ’70, los modismos de Andy sonaban como los más indicados para atender la tendencia de recrear estándares de soul americano; le da fundamento a esta sentencia el hecho de que Ain’t No Sunshine (cuyo original pertenece a Bill Withers) sea una de sus canciones más reconocidas. Sin ir más lejos, en Spotify está entre sus cinco más populares junto a Spying Glass, la composición de Andy que Massive Attack reinterpretó para el fundamental e hipnótico Protection (1994).
No obstante, fue Skylarking (su debut de 1972, que terminó por confirmar todo lo que insinuó en una audición en el Studio One de Kingston) el disco que lo ratificó como un cultor del “reggae consciente” y como uno de los grandes tesoros culturales por descubrir en Jamaica tras el estallido global de Bob Marley.
La canción que da nombre a esa obra fue una crítica a los jóvenes que buscaban el camino más corto para lograr satisfacción y una advertencia de que algunos métodos para conseguir los objetivos sin luchar tenían a “las cadenas” (la cárcel) como único destino. “Hay jóvenes que mantienen el mensaje que dimos en aquel momento. Sobran jóvenes conscientes que están haciendo buena música. Pero, aunque es triste decirlo, la verdad es que el mal está reinando. Esto pasará sólo por un tiempo, hasta que una lluvia de bondad caiga sobre él”, se esperanza Andy, quien precisa que los líderes de las grandes potencias no aceptarán ni dejarán crecer un movimiento musical como el reggae que siempre va atado al amor y a la verdad.
“Jamás permitirán que vuelva a aparecer una figura similar a la de Bob Marley. Y convirtieron al reggae en algo underground. Las radios no van a pasar este tipo de música. Van a decir que es mierda, que no es música, por la conciencia que hay en lo que cantamos: igualdad de derechos, justicia, que todo el mundo tenga las mismas oportunidades. Me gustaría cambiar todo lo malo a partir de la música. Siempre lo he intentado. Estoy orgulloso de ser quien soy”, confiesa.
Horace Andy no fue un dogmático, ya que a comienzos de