Cuando abundan sospechas y debilidades
La política cordobesa otea el cierre de listas de candidatos a diputados nacionales, en una votación en la que no debería haber demasiado en juego a nivel provincial, pero que tiene el contexto de gobernantes locales muy preocupados por situaciones que han desnudado sospechas y debilidades de sus gestiones.
Hace unos meses, el megaescándalo de corrupción regional nacido en Brasil aparecía como un difuso fantasma que podía llegar a provocar algún estrépito en Córdoba. Hoy se empieza a corporizar y se instala como una preocupación en la largamente gobernante Unión por Córdoba.
En febrero, escribíamos en esta columna que las dudas sobre la postulación de José Manuel de la Sota estaban más vinculadas con las secuelas del denominado Lava Jato que con cuestiones de estramo, tegia electoral. Cuando anunció que no se iba a presentar, De la Sota se enojó y a través de varios mensajes directos en Twitter negó vínculo entre su declinación y el caso brasileño de corrupción.
El tema es que desde la renuncia para acá han sido múltiples las balas brasileñas que picaron cerca de Córdoba.
Se corroboró que un financista arrepentido, Alberto Youssef, aseguró que entre las coimas del escándalo brasileño figura la fallida obra de 2008 para los gasoductos troncales en Córdoba.
Se reflotó la manera en que De la Sota presentaba en Córdoba a los directivos de Odebrecht (la principal empresa vinculada con el escándalo en Brasil) cuando asumió su tercer mandato como los posibles hacedores de varias obras públicas para Córdoba.
Por una de las obras que hizo la empresa en la Argentina quedó imputado uno de los puentes que siempre hubo entre el tándem De la Sota-Schiaretti y el kirchneris-