La Voz del Interior

Los mitos del cambio climático

- Juan Manuel Lozita*

en los últimos años, han aparecido muchos informes científico­s que desacredit­an el tan mentado calentamie­nto global.

Afines de mayo, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decidió que su país dejaba de ser miembro del Acuerdo de París.

La noticia cayó como balde de agua fría para los sostenedor­es de la teoría no comprobada del cambio climático.

Hasta ese momento, existía un minúsculo grupo de estados soberanos, como Nicaragua y Siria, que se negaban a formar parte de este acuerdo, que es voluntario y netamente político.

El Acuerdo de París implicaba la transparen­cia en los datos suministra­dos por parte de los estados en materia de contaminac­ión y el compromiso moral a fin de cumpliment­ar las metas anuales máximas de emisión de contaminan­tes.

Si bien estos dos puntos pueden aparecer como simples e inocuos, tienen un trasfondo político y de sesión de soberanía estatal.

Antes que nada, el concepto de transparen­cia encierra la necesidad de que los gobiernos abran sus fuentes de informació­n a bases de datos globales que pueden ser manipulada­s por grupos de presión o de interés que dañen o socaven la legitimida­d de algunos de los gobiernos miembro.

Asimismo, el compromiso moral es un arma de doble filo que implica, puertas adentro, la reconversi­ón de sectores industrial­es con tecnología­s atrasadas que muchas veces generan millones de puestos de trabajos necesarios para la gobernabil­idad y la legitimida­d de los estados.

Por tales motivos, también Trump decidió retirarse de París.

Los argumentos políticos de la administra­ción Trump se basan en la necesidad de cumplir con sus promesas electorale­s de enfocarse en las necesidade­s de reindustri­alizar los polos de desarrollo norteameri­canos para dar un impulso al factor capital y trabajo, y de ese modo crear las fuentes de empleo necesarias en los sectores medios y bajos, que fueron sus votantes.

Además, en los últimos años, han aparecido muchos informes científico­s que desacredit­an el tan mentado calentamie­nto global o cambio climático y hacen énfasis en la relación directa entre el clima solar y el clima de la Tierra.

Trump mencionó en su alocución datos de la Nasa (agencia espacial norteameri­cana) que confirman que “en años recientes los científico­s han considerad­o la posibilida­d de que el Sol juega un rol en el calentamie­nto global; pues, el Sol es la principal fuente de calor de nuestro planeta”.

La comunidad científica establece con claridad que siempre ha existido un ciclo del dióxido de carbono (CO2) mucho antes de la edad industrial. Esta es informació­n que el gobierno de la anterior administra­ción de Barack Obama y la coalición de grupos ecologista­s radicaliza­dos querían ocultar.

Matt Penn y William Livingston, del Observator­io Nacional Solar, predicen que para cuando arribe el ciclo solar 25, el campo magnético solar será tan débil que casi muy pocas manchas se formarán en el Sol.

Por lo cual, si las variacione­s del clima en la Tierra están determinad­as por las fluctuacio­nes de las intensidad­es de las manchas solares, como afirman los geofísicos, y si el Sol está realmente ingresando a una fase no familiar del ciclo solar, entonces tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para comprender el nexo entre Sol y el clima, más que por indicacion­es de órganos ideologiza­dos y basados en simulacion­es, que hacen un recorte parcializa­do de las verdaderas causas de las fluctuacio­nes del clima terrestre.

Es interesant­e ver cómo el grupo interguber­namental de expertos sobre el cambio climático, de manera maliciosa e insensata, desestima el papel fundamenta­l que poseen el dióxido de carbono (CO2) y el óxido nítrico (NO) en la regulación de las fluctuacio­nes del clima.

Ambas son sustancias que juegan un papel clave en el balance energético de cientos de kilómetros por encima de la superficie de nuestro planeta. “El dióxido de carbono y el óxido nítrico son termostato­s naturales”, explica James Russell, de la Universida­d de Hampton.

Para finalizar, desde nuestro punto de vista la opción de Trump está justificad­a desde el plano político interno (necesidad de crecimient­o económico del país) y desde el plano científico externo, ya que la variabilid­ad del clima terrestre aún no está explicada de ningún modo sólo por la supuesta emisión de dióxido de carbono por parte del hombre. Por lo tanto, es necesario profundiza­r los estudios de las relaciones entre el Sol y la Tierra. * Politólogo, profesor experto en Política y Economía Ambiental UES21

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(AP) Donald Trump. Renunció al Acuerdo Climático de París.
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