La transparencia que es lenta no es transparencia
LOS CONCURSOS SON UNA ANTIGUA HERRAMIENTA PARA GARANTIZAR QUE LOS CARGOS PúBLICOS SEAN OCUPADOS POR LOS MáS IDóNEOS.
Suele decirse que cuando la Justicia es lenta, no es Justicia.
Lo mismo podría aplicarse con los concursos públicos de antecedentes y oposición, una antigua herramienta tendiente a garantizar la transparencia en la designación de personas en cargos públicos.
Es un instrumento aplicable en todos los ámbitos de la administración pública, ya sea en los gobiernos locales, provinciales o nacionales, como también en las universidades públicas cuando tienen que nombrar a sus profesores.
En todos los casos, se trata de que la persona que sea designada sea la que mejor pueda desempeñar la función encomendada.
Los jueces de Paz cumplen importantes funciones, sobre todo en lugares donde algunos servicios judiciales o administrativos no están al alcance de sus habitantes.
Hace 10 años, las autoridades tomaron nota de esta situación y generaron un proceso de selección de estos funcionarios, pero al cabo de este tiempo sólo la mitad de los cargos están validados de esta forma.
Este es el dato saliente de nuestra apuesta informativa del Primer plano de la edición de hoy, que por su magnitud lo desplegados en cuatro páginas.
Antes, los jueces de Paz se designaban a dedo. Eso cambió con la nueva normativa, pero el proceso de nombramiento continúa siendo lento.
Funciones como aplicar el nuevo Código de Convivencia Ciudadana provincial, intervenir en casos de violencia de género, mediar en conflictos entre vecinos, participar como autoridad electoral o certificar firmas para todo tipo de trámites tienen que ser ejercidas por funcionarios idóneos y preparados en la materia.
El Ministerio de Justicia de la provincia está haciendo esfuerzos para agilizar los procesos, pero todavía hay una cantidad importante de ciudades y pequeños pueblos que esperan tener sus propios jueces de Paz.