Primarias sin competencia
Las Paso están lejos de cumplir el real objetivo para el que fueron creadas. Los oficialismos son los primeros en evitarlas.
Los declamados fomento y ordenamiento de la competencia interna en los partidos que prometían la Ley de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) se parecen a un maravilloso cuento de hadas, según se puede verificar en su aplicación práctica.
Un recorrido por los seis años de vigencia de ese mecanismo de selección de candidatos previo a los comicios generales muestra que la disputa entre listas competitivas fue siempre la excepción a la regla y enfocada en partidos menores.
Los oficialismos de turno y las principales coaliciones o partidos opositores se las arreglaron para eludir el riesgo de las Paso. Mejor dicho: participaron porque los obliga la ley, pero definieron sus candidaturas mucho antes, vía la “dedocracia” o la consabida “rosca” interna entre sus referentes.
Un estudio de la organización Cippec revela que en las tres oportunidades en que hubo Paso hasta ahora, la competencia se circunscribió, en promedio, a no más de un cuarto de las fuerzas políticas.
En 2011 el debut ya fue muy po- co auspicioso. En las categorías para presidente y vice, todas las agrupaciones presentaron lista única, sin excepción.
Y en el tramo de diputados –según Cippec– “sólo hubo competencia en el 11 por ciento de las agrupaciones, y apenas el tres por ciento se definió por una diferencia pequeña”.
En 2013, el rango de competencia se elevó un poquito, pero sin abandonar el registro de la modestia. Fue cuando una de cada cuatro agrupaciones tuvo más de una lista para los cargos legislativos, y un siete por ciento de los casos se definió por márgenes pequeños.
Ya en 2015, con la presidencia nuevamente en juego, hubo un uso más “estratégico” de las Paso, como que en ese ámbito se terminó forjando Cambiemos, la alianza hoy gobernante, que destronó al kirchnerismo.
En esa oportunidad, también hubo internas presidenciales en UNA (entre Sergio Massa y José Manuel de la Sota) y en el FIT (Frente de Izquierda).
En el caso de Cambiemos, fue claramente una disputa muy desigual entre Mauricio Macri (PRO), Ernesto Sanz (UCR) y Elisa Carrió (Coalición Cívica).
La primaria se pareció mucho a una formalidad que apenas le dio un barniz de competencia a la sumatoria de radicales y “lilistas” a las huestes de Macri.
Para diputados, en tanto, siguió rigiendo la ley de la menor confrontación posible: sólo una de cada cinco agrupaciones fue a internas.
Este año, la historia se repite, aunque limitada al tramo legislativo.
El caso cordobés es elocuente. Sólo habrá una disputa para la foto en el interior de Cambiemos, con Dante Rossi y su lista frente a la boleta “oficial” armada, con no pocos tironeos, entre macristas y mestristas. Será apenas una interna testimonial.
Y en el estratégico distrito bonaerense quedó patentizada como
EL CASO CORDOBÉS ES ELOCUENTE. SÓLO HABRÁ UNA DISPUTA PARA LA FOTO EN CAMBIEMOS. EN LOS DEMÁS PARTIDOS, NI ESO.
2011 FUE EL AÑO CON MENOS COMPETENCIA, YA FUERA REAL O CON RESULTADOS PREVISIBLES. 2015 FUE EL AÑO CON MÁS DISPUTA DE LISTAS.