Luchas por la composición ideológica de la Corte
En 1869, Estados Unidos estableció el número de miembros de su Corte Suprema de Justicia en nueve. Desde entonces, eso permanece invariable.
Ha decidido sentencias históricas, desde el reconocimiento al derecho al aborto, en 1973, hasta la igualdad de los homosexuales, en 2015, con diferencias de uno o dos votos que separaban con claridad las dos vertientes ideológicas de la Corte: liberales y conservadores.
Los jueces asumen con cargo vitalicio, y no pueden ser removidos más que por el Senado, con lo cual, en la praxis, terminan retirándose por voluntad propia en su vejez o abren vacante al fallecer.
Hasta el 13 de febrero del 2016, cuando el juez Antonin Scalia murió y deshizo la cifra de nueve, la Corte tuvo una tendencia conservadora: cinco miembros más afines a decisiones no innovadoras; cuatro miembros con tendencia liberal.
Con vistas a la situación, el entonces presidente, Barack Obama, propuso al Congreso –es el Legislativo a instancias del Ejecutivo el poder que designa magistrados supremos– a Merrick Garland, un candidato de perfil progresista, pero la representación republicana logró bloquearlo, impidiendo la supremacía demócrata en la Corte.
Donald Trump sí logró mover la balanza de nuevo. En enero de 2016, propuso a Neil Gorsuch, un abogado de 49 años que el ala más dura de los republicanos en el Capitolio apoyó sin condiciones.
No obstante la actual supremacía conservadora, cierta “nueva” tendencia liberal del veterano Anthony Kennedy (80 años) –un republicano que asumió propuesto por Ronald Reagan– preocupa a Trump. Pero Kennedy estaría por anunciar su retiro. Imponer reemplazante es la próxima batalla republicana.