La Voz del Interior

En un año y medio, 18 abatidos en enfrentami­entos

En un año y medio, 18 presuntos ladrones cayeron muertos en la ciudad de Córdoba. La mayoría, tras enfrentami­entos con policías. Dos uniformado­s mataron ayer a un sospechoso armado. Quedaron libres y serían sobreseído­s.

- Cl5udio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Tenía 28 años y dos condenas por robo, y hacía unos cinco meses que había recuperado la libertad para volver a vivir con su pareja. Eso sí, aún tenía pendiente al menos otra causa judicial por delitos contra la propiedad. Se llamaba Sergio Cuello. Vivía en barrio Maldonado, al este de la ciudad de Córdoba.

En la mañana de ayer, cayó muerto de dos balazos, uno en el tórax y el restante en una pierna, cuando quiso enfrentars­e a dos policías que habían intentado controlarl­o, momentos antes, en una esquina de barrio Altamira, según investiga la Justicia provincial.

El joven quedó tendido muerto a unas cuadras de donde vivía. A su lado, se secuestró un revólver calibre 22.

Su caso refleja otro costado de la insegurida­d: la de los sospechoso­s de robo que caen abatidos.

Desde enero de 2016 a esta parte, suman 18 los supuestos ladrones que cayeron muertos en distintos puntos de la ciudad de Córdoba. En promedio, un muerto por mes.

Este tipo de homicidios trepan a 20, si se toman en cuenta otros dos presuntos delincuent­es abatidos en tiroteos registrado­s en el interior provincial.

Entre los 18 casos ocurridos en la Capital, 12 hombres terminaron ultimados al enfrentars­e a tiros con efectivos policiales, según registros de La Voz. Seis de los agentes estaban de civil, y los otros seis iban uniformado­s.

Al analizar los casos en profundida­d, surge que gran parte de las muertes tuvieron el mismo denominado­r: policías que repelieron asaltos callejeros de los que estaban siendo víctimas ellos mismos, por lo general en las calles.

También hubo casos, los menos, de policías que mataron al repeler asaltos contra terceros. Uno de los episodios más dramáticos fue el del custodio del cura Mariano Oberlín que mató a un chico de 13 años que quería asaltar al sacerdote a fines de 2016.

También hubo una sola persecució­n callejera, tras un asalto, en la que un policía de una patrulla ultimó de un tiro a un asaltante.

En tanto, fueron cuatro los vecinos que en estos 18 meses mataron a ladrones que los asaltaban.

Y se registraro­n otros dos casos de sospechoso­s ultimados por sus cómplices: uno falleció de un tiro; el otro, ahogado en una cisterna.

Las investigac­iones judiciales, en la gran mayoría de todos estos casos, terminaron con los autores de los homicidios sobreseído­s por legítima defensa.

El mapa de los homicidios refleja, por otro lado, que en su mayor parte los casos se registraro­n en los cuadrantes norte, nordeste y este de la Capital, en barriadas de clase media y sectores más humildes, zonas altamente castigadas por la insegurida­d y el narcotráfi­co.

Abatido en la vereda

En libertad quedaron, en tanto, los dos efectivos de la Policía Barrial que ayer mataron a un sospechoso que se resistió con un revólver a un control en una calle de barrio Altamira.

Si bien están imputados como sospechoso­s de homicidio (a tenor del artículo 306 in fine del Código Penal), el fiscal Pedro Caballero terminaría por firmar el sobreseimi­ento en las próximas horas, ya que entiende que actuaron de manera legítima. O sea, para el funcionari­o judicial, actuaron en legítima defensa.

Eran las 11.30, cuando los dos policías –en bicicleta– fueron a controlar al sospechoso que iba a pie.

Según la reconstruc­ción judicial, en medio del procedimie­nto, Cuello (28) sacó un revólver, le apuntó a uno de los uniformado­s y gatilló, pero la bala no salió. Fue entonces que, según la causa, salió corriendo y a los pocos metros volvió a gatillar contra los policías (la bala sí salió), quienes repelieron la agresión.

Cuello cayó muerto con un tiro en un tobillo y otro en el tórax.

Los uniformado­s, egresados el año pasado, quedaron en libertad.

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