La Voz del Interior

Un Talleres con ADN, pero con escasa puntería

- Hgarcia@lavozdelin­terior.com.ar

uiero dar lo máximo. Me duele enormement­e porque no me ha alcanzado para la clasificac­ión a la Sudamerica­na. Me siento en deuda, por más que no era el objetivo principal. Por eso me siento en deuda conmigo por no haberlo podido lograr”. Consumado el 3-3 ante Rosario Central, Frank Darío Kudelka tomó distancia de una serie de imágenes que luchaban por colgarse en las paredes de su memoria hasta ponerle palabras a una conclusión a la que había arribado hace rato, pero que no había podido cambiar: la falta de gol.

No estaba enojado por el error de Guido Herrera, ni por el empate final, como tampoco por “el penal” que vio el juez Germán Delfino en el 2-2 parcial. Y tampoco le alcanzaba para ser feliz la hora de fútbol (casi un relojito) en la que su equipo llegó al 2-0 y al 3-2 parcial ante un Central que se jugaba lo mismo que Talleres y ante 30 mil personas que habían poblado el Gigante de Arroyito. Ni siquiera el hecho de que se hubieran logrado dos goles con pelota detenida, uno de los rubros pendientes, alcanzaba a colmarlo.

Kudelka dejó fluir sus sensacione­s como aquella vez en la que festejó el doble ascenso. No entendía cómo el equipo había logrado lo más difícil y no había podido aprovechar­se de eso. Había llegado 12 veces y había hecho tres goles. Logró una identidad de juego y la mantuvo, algo que a muchos DT les lleva años, pero no pudo disfrutar de eso. Por eso, el DT se sentía en deuda. Esa declaració­n del empate con “el Canalla” pudo darse ante Aldosivi, Newell’s, Arsenal, Huracán, Independie­nte, Tigre, Temperley y Gimnasia (LP). Todos partidos con trámite parecido en los que Talleres dejó escapar los puntos que quizás le hubieran permitido clasificar­se a alguna Copa o directamen­te ser protagonis­ta del torneo. Una cuestión de aptitud en la definición de delanteros, en mayor medida, y de volantes, fue determinan­te. Y los desequilib­rios defensivo y la previsibil­idad que pudo darse en el desarrollo de una jugada en algunos partidos fueron propios de un equipo que se hizo respetar sobre la base de un ataque masivo o rápido, que disponía de la pelota y que se integró, con pocos jugadores de experienci­a inmediata en Primera, con jugadores de categorías menores y juveniles. El saldo fue positivo, esencial para la continuida­d del proceso.

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