La Voz del Interior

Un sistema en franca morosidad

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La designació­n de cargos en los distintos roles del Estado a través del sistema de concursos públicos siempre es motivo de sospechas de favoritism­o según el color político del poder de turno. Esto se suma a la morosidad en la adecuación de antiguas normativas a las nuevas leyes sancionada­s en pos de una mayor transparen­cia.

Entre los múltiples antecedent­es sobre magros avances en esta materia, basta mencionar la situación en la que opera el servicio de jueces de Paz en la provincia de Córdoba.

Si bien los jueces de Paz no tienen la tras- cendencia funcional de los magistrado­s de los Tribunales ordinarios, cumplen tareas de enorme utilidad y de responsabi­lidad en numerosos poblados y parajes del interior provincial. Entre otras diligencia­s, se encargan de mediar entre vecinos en litigio, colaboran en operativos de allanamien­tos ordenados por la Justicia, certifican firmas y desarrolla­n tareas de control en los procesos electorale­s.

Sin embargo, el sistema continúa enredado entre las dudas que generó, en tiempos no muy lejanos, la proliferac­ión en esos cargos de punteros políticos o de personas de escasa probidad, cuando no complicada­s por prontuario­s policiales.

Un informe que publicamos el lunes refleja que a 10 años de sancionada la ley provincial 9.449, que modificó el proceso de designació­n de los jueces de Paz, y a siete años de constituid­a la Junta de Calificaci­ón y Selección respectiva, poco y nada cambió.

La morosidad es preocupant­e. Desde la creación de la referida junta (con representa­ntes de los poderes Ejecutivo, Legislativ­o y Judicial), apenas 179 de los 309 juzgados de Paz tienen jueces nombrados por el sistema de concursos. A ello se debe agregar que hay aún 59 cargos vacantes.

Resulta imposterga­ble remediar esta situación para terminar con los nombramien­tos discrecion­ales de caudillos políticos locales que se referencia­n en el poder de turno, pero que no tienen aptitudes para un cargo de juez.

Ante la inacción, sería más sensato vigorizar lo que marca la ley (y la reglamenta­ción de marras) en dirección a poner en un nivel de igualdad a los que pugnan por revalidar sus puestos en las distintas pedanías con los que aspiran a someterse a un concurso público que no esté empañado por las viejas y perversas prácticas clientelar­es.

Como consigna la ley, la Junta de Calificaci­ones y Selección tiene su ámbito de actuación en el Ministerio de Justicia de la Provincia, lo cual involucra al Poder Ejecutivo en la morosidad en cuestión.

Los jueces de Paz cumplen una tarea destacada en parajes alejados de las grandes ciudades, y por ello el sistema debe ser revaloriza­do y despojado del vicio de la prebenda.

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