Una emboscada que se les volvió en contra
La causa por el crimen de una mujer en villa El Nailon, hace más de un mes, continúa arrojando novedades judiciales. Ahora se presume que fueron sus allegados los que la mataron en medio de un tiroteo.
A más de un mes del crimen de Stella Maris Barrera, la mujer de 53 años que el pasado 25 de mayo a la siesta fue asesinada en medio de un tiroteo en villa El Nailon, en la ciudad de Córdoba, la causa no deja de arrojar novedades.
Aunque entre el día del asesinato y las horas posteriores quedaron detenidas seis personas, en los últimos días se produjeron dos nuevas capturas que significan todo un giro en torno a la investigación que lidera la fiscal Claudia Palacios.
Sucede que si bien siempre se tuvo la certeza de que hubo un tiroteo y que participaron varias personas, ahora se ha ido solidificando la teoría de que todo se trató de una emboscada que les terminó jugando en contra a los que la pergeñaron. Estos serían los mismos familiares de la mujer asesinada.
En síntesis: alrededor de las 14 de aquel feriado, Gonzalo “Negrito” Moyano (22) fue armado hasta el domicilio de Mariano Cabanillas, en villa El Nailon. No está del todo claro qué pretendía reclamar Moyano, pero lo concreto es que con un arma de puño atacó a tiros la vivienda. Cabanillas salió a perseguirlo con una escopeta recortada. Metros más adelante, en la esquina de Mendiolaza y Mendoza, se produjo una balacera. Hubo varias armas y diferentes personas involucradas. En el medio, en la puerta de una casa ubicada allí, falleció Stella Maris Barrera, alcanzada por al menos dos balazos nueve milímetros, según arrojó la autopsia.
Ese día quedaron presos Moyano (herido de un escopetazo en una pierna), Cabanillas (baleado también en una pierna) y dos de sus hijos (también con tiros en las piernas).
Y en las horas siguientes fueron apresados un hermano de Cabanillas, Federico, y un allegado a ellos.
Sin embargo, desde siempre los acusados (salvo Moyano) repitieron que todo se había tratado de una emboscada y que el balazo que mató a la mujer no había sido disparado por ellos.
Aseguraron que en medio de la persecución, en la esquina de Mendoza y Mendiolaza, donde se produjo el asesinato de Barrera, “los Tucumanos” (una banda familiar varias veces asociada al narcotráfico y que maneja los hilos internos de villa El Nailon) los esperaba con más tiros.
Desde un principio, Cabanillas dijo que uno de los líderes de esta facción, Gerardo Daniel “el Gordo” Bazán, tenía una pistola nueve milímetros y que fueron esos proyectiles los que mataron a Barrera en medio de la balacera.
Bazán es el yerno de la mujer asesinada. Junto con ella y con su cuñado Lucas Rodríguez (hijo de Barrera) tienen pendiente una causa por narcomenudeo elevada a juicio.
Moyano, el que fue a balear la casa de Cabanillas –según la causa–, es novio de una nieta de Barrera.
Si bien los primeros testimonios apuntaban a que los Cabanillas habían matado a la mujer, con el correr de los días todo cambió, según indicó ahora una fuente judicial con acceso a la causa.
“Los testigos fueron cambiando sus dichos, y terminaron por decir que los habían apretado para contar algo que no había sido así”, apuntó uno de los informantes.
Con estos nuevos relatos, además del resultado de la autopsia, el lunes de la semana pasada fue detenido Bazán, acusado del asesinato de su suegra.
Y hace pocos días, se concretó la detención de Carlos Alberto Michela (25), al que se lo sindica como allegado a “los Tucumanos”. También está acusado del homicidio de Barrera.
O sea, se presume que en medio de la balacera, fueron ellos los que la mataron cuando Barrera se asomó a la puerta.
Al mismo tiempo, ya quedó en libertad Federico Cabanillas, quien no habría tenido ninguna participación en el crimen, según sostienen ahora los investigadores del caso.