Causas y efectos del mal reparto
La mala distribución de los médicos, concentrados en las grandes urbes, es un tema clave de la agenda sanitaria en todo el país. El dilema es que en Argentina no faltan médicos, sino que están mal repartidos geográficamente y las dificultades para atraerlos a ejercer la profesión en localidades chicas parecen acentuarse.
Córdoba no es una isla. En su mapa, es el siempre más postergado norte el que padece el peor reparto. La provincia tiene un médico cada 170 habitantes (un excelente número para los estándares internacionales). Pero en la Capital hay uno cada 100 y en el interior hay departamentos del norte donde se cuenta uno cada mil (Pocho) y hasta uno cada dos mil vecinos (Minas).
También los pueblos chicos de las zonas centro, este y sur –las más desarrolladas– presentan serias dificultades para conseguir profesionales de la salud.
La concentración en grandes ciudades no es sólo de médicos: en la última década, se redujo un 41 por ciento la cantidad de sanatorios privados, y los que cerraron fueron los de comunidades pequeñas, sin demanda suficiente para sostener sus números.
Para explicar que los médicos sobren en algunos distritos y falten en otros, aparecen argumentos coincidentes entre los especialistas en política sanitaria.
Se apunta (y no sólo para médicos) a un cambio cultural en las nuevas generaciones de profesionales, que dan prioridad al acceso a servicios y al tiempo libre, que el trabajo en muchas comunidades chicas no asegura.
Otra razón esgrimida es que el 60 por ciento de los egresados de Medicina son mujeres, que por un perfil más familiar presentan menos disponibilidad para aceptar esas alternativas.
Un tercer factor es que el modelo laboral tiende cada vez más al pluritrabajo, que se facilita en ciudades grandes.
Otro es la creciente especialización: hay ya pocos generalistas, preparados para resolver multiplicidad de casos como los que requieren las comunidades de único médico.
A esa lista se agrega el factor económico: las chances de mejores ingresos siempre estarán donde el negocio se concentra.
Sólo queda el rol regulador del Estado para intentar emparejar un poco los tantos.