Empresas medianas, entre las que más sufren la presión fiscal
Según el Ieral, Argentina es el segundo país latinoamericano que más grava a ese perfil de compañías: 106% sobre la utilidad bruta. Impuestos, gasto público y competitividad, los ejes del Pre-Coloquio de la UIC en Villa María.
La elevada carga tributaria que los tres niveles del Estado depositan sobre la producción fue uno de los temas que dominó el Pre-Coloquio que la Unión Industrial de Córdoba (UIC) realizó en la Asociación Empresaria de la Región Centro Argentino (Aerca).
Una línea ascendente se disparó en las últimas tres décadas en paralelo con el aumento del gasto en el funcionamiento del sector público. Argentina es el segundo país latinoamericano que más grava a la empresa mediana: 106 por ciento sobre la utilidad bruta.
“Después de pagar todos los impuestos, pierde”, dijo Marcelo Capello, presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea. El economista cree que hay un gran desafío en mejorar todos los capítulos que hacen a la competitividad para alcanzar al menos a Chile.
“Tenemos un costo laboral alto en dólares, lo cual no quiere decir que se deban bajar salarios, sino corregir en función de la productividad. Corea del Sur y Alemania tienen salarios altos, pero de bajo impacto en el costo”, explicó. Derrotero
Por su parte, Nadin Argañaraz, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), explicó que en los últimos años los gobiernos provinciales bajaron la carga impositiva visible al ciudadano, pero incrementaron tributos que se cargan sobre bienes.
Perdieron participación impuestos directos de la mano de los indirectos y distorsivos, como Ingresos Brutos y Sellos, entre otros. “Todo esto genera incentivos a evadir”, advirtió.
También dijo que “hay dos caras del Estado en todos sus niveles: impuestos y gasto público”. Este último pasó de 30 a 44 puntos del producto interno bruto (PIB) entre 2001 y 2015. Más del 70 por ciento está compuesto por gastos inflexibles y corrientes, como personal y jubilaciones.
Argañaraz entiende que hay cuatro reformas imprescindibles. Una es la ley de responsabilidad fiscal para disminuir el peso del gasto público en la economía. Otra, la reforma tributaria nacional, centrada en bajar el peso de impuestos distorsivos.
También mencionó la ley de coparticipación de impuestos y volver a darles más participación a los tributos patrimoniales.
“La primera señal debe ser encontrar una manera de encaminar las retenciones y percepciones, porque son una anarquía total”, agregó. Un acuerdo político entre Nación y provincias es la forma viable, cumplible y razonable. “Sin ello, no habrá una señal favorable a la baja de impuestos y a un cambio de la estructura tributaria, y por ende a un horizonte de crecimiento económico”, concluyó.