Cómo se identifica una voz en la escena de un crimen
Un investigador del Conicet explica los métodos utilizados en peritajes judiciales. El caso del narco “Chancho” Sosa. Una escucha telefónica fue su perdición y lo condenaron.
La voz puede ayudar a identificar a quien cometió un crimen.
El investigador Jorge Gurlekian señala que actualmente se utilizan tres grandes métodos para realizar peritajes judiciales sobre estos registros en escenas del crimen.
Gurlekian es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y responsable del Laboratorio de Investigaciones Sensoriales.
“En los ’80, la única prueba posible para reconocer una voz registrada en una escena del crimen era la llamada ‘perceptual’: se tenía una grabación –la evidencia– y se buscaba un panel de 10 personas con buen oído que actuaba como un jurado”, explicó.
“Se les daba una planilla con atributos –tonalidad, aguda o grave–, intensidad (habla fuerte o débil), características de la voz (nasal, no nasal, rítmica). Eran 15 o 20 rasgos...”, explicó Gurlekian.
“Los técnicos debían escuchar la voz grabada (alguna oración) y la voz de los sospechosos. Luego, tenían que puntuar si era parecida o no, según ciertos atributos. Y se hacía un promedio de identificación”, indicó.
Con los años, apuntó el especialista, comenzaron a desarrollarse bases de datos de voces: registros grabados de distintos lugares del mundo, para tener referencias y usar en técnicas probabilísticas.
Hoy se utilizan tres grandes métodos para realizar peritajes judiciales sobre registros de voces en escenas del crimen.
Uno de ellos sigue siendo el perceptual o “subjetivo auditivo”, con un jurado de voces.
Otro es el método semiautomático donde se miden formantes con una base de voces en un software que mide las características de una voz a través de métodos estadísticos.
Y un tercero es el automático, que se desarrolló en Rusia, España y Argentina. “Es un sistema de identificación de voz que realizaron dos exbecarios de Conicet en nuestro laboratorio, y se llama Forensia”, contó Gurlekian.
El investigador agregó que “los tres métodos se utilizan en el país”. “Los métodos extranjeros lo emplean las fuerzas de seguridad; el método argentino lo usa en modo de prueba el sistema de Justicia”.
Cómo se identifica
Gurlekian explicó que es posible identificar la voz en una escena del crimen, para lo cual se requiere tener la grabación de la evidencia; como mínimo de 12 segundos de duración real.
La medida debe ser autorizada por un juez y garantizarse la cadena de custodia del material.
Luego se graban las voces de los sospechosos, proceso que se conoce como “plana de voz”.
Y posteriormente se establece una relación de probabilidades dentro del marco de la teoría de Bayes, que es similar a la utilizada para la determinación del ADN.
En consecuencia, se obtiene un valor llamado “LLR” que es la fuerza de la evidencia que presenta el perito.
La Justicia “luego multiplica este valor por una probabilidad que no depende de las grabaciones. La relación LLR dice cuán probable es que la evidencia provenga del sospechoso respecto a que la evidencia venga de cualquier otra persona de una base de datos universal”, señaló.
Gurlekian recordó la utilización de un sistema italiano en el caso del crimen de María García Belsunce, asesinada en 2002 en un country de Buenos Aires.
También se lo usó en el marco de la investigación por el asesinato de la niña Candela Rodríguez, ocurrido en 2011 en el conurbano bonaerense.
La voz del “Chancho” Sosa
En Córdoba, Gendarmería realizó un estudio para determinar si la voz que se escuchaba en dos intervenciones telefónicas, en el marco de una causa narco, era la misma que la que se tenía de una entrevista televisiva a Alejandro “el Chancho” Sosa.
Sosa fue condenado a ocho años de cárcel por comercialización de estupefacientes.
En esas escuchas ordenadas por la Justicia federal se oía a un hombre recibiendo matafuegos con cocaína de Buenos Aires.
Se realizó un “análisis aural” en el que se evaluaron distintas características técnicas del habla. También se realizó una comparación espectográfica.
Se comprobó que quien hablaba era el mismo: “el Chancho” Sosa.