La Voz del Interior

Como hace 12 años, el predio del Senasa en Alta Córdoba continúa contaminad­o con DDT

El predio de Senasa continúa contaminad­o, como se detectó 12 años atrás. Las 11 toneladas del pesticida permanecen en Taym. No hubo seguimient­o del impacto en la salud. Ambiente advierte de que la solución es difícil.

- Marcela Fernández y Javier Cámara

Néstor Calderón era empleado del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimen­taria (Senasa) cuando le propusiero­n, hace más de 25 años, cuidar el depósito ubicado en calle Avellaneda 1708, en barrio Alta Córdoba, donde se resguardab­an algunas bolsas y tachos con productos químicos.

El encargo incluía el “beneficio” del alojamient­o gratuito para él y su familia en la vivienda contigua al galpón que debía cuidar.

Calderón aceptó sin problemas, y al poco tiempo ya vivía en esa propiedad con sus dos hijos y con las familias que estos habían conformado, incluidos varios niños.

Nadie les advirtió entonces que estaban viviendo rodeados de un veneno.

Recién se enteraron de eso el 22 de enero de 2005, cuando se reveló qué contenían esas bolsas y esos tachos que cuidaba Calderón: 11 toneladas de dicloro difenil tricloroet­ano (DDT).

Hace dos semanas, la Sala A de la Cámara Federal de Apelacione­s de Córdoba confirmó la condena que había sido impuesta el año pasado al Senasa por daño moral y físico en perjuicio de siete de los miembros de aquellas familias.

Por disposició­n judicial, el organismo nacional deberá indemnizar con 840 mil pesos (en total) a María Lorena Andrada, Adriana Elena García, Gastón Alexis Calderón, Dahyana Carolina Calderón García, Fernanda Ayelén Calderón García y Micael Joaquín Calderón García, nueras y nietos del empleado del Senasa que, paradójica­mente, prefirió no demandar.

Todos tienen sangre contaminad­a y, al decir de sus abogados Alfonso Buteler y Florencia Ramos Martínez, “una espada de Damocles para el resto de sus vidas”.

“El daño que provoca el DDT en sangre es intergener­acional, con alta probabilid­ad de generar cáncer, infertilid­ad y malformaci­ones”, señaló Buteler. Y agregó: “El peligro está latente y cualquier vecino podría volver a accionar por una clara omisión funcional”.

La década perdida

Cuando se reveló lo del DDT, hace 12 años, una treintena de vecinos se hicieron análisis de sangre y 28 se enteraron de que estaban contaminad­os.

En los dos años siguientes la familia Calderón fue retirada del predio y se clausuró el galpón. La entonces Agencia Córdoba Ambiente (hoy Secretaría de Ambiente) ordenó el retiro del DDT, que se trasladó “provisoria­mente” al predio de la empresa Taym en la zona de Bouwer, donde todavía espera la disposició­n final.

Recién en 2007 se decidió encarar una remediació­n. Todavía está colocado en la fachada del edificio un cartel desteñido que anuncia: “Senasa. Aviso de proyecto. Obra: Remediació­n integral depósito Alta Córdoba...”.

Una década después, casi nada se resolvió: el predio de Senasa no fue remediado; las 11 toneladas del pesticida continúan en Taym; y no hubo seguimient­o del impacto de los tóxicos en la salud de los vecinos. (Ver Los vecinos del sector...)

Explicacio­nes y excusas

Desde la cátedra de Ingeniería Ambiental de la Universida­d Nacional de Córdoba, Santiago Reyna informó que ellos realizaron el muestreo que confirmó la contaminac­ión del depósito y la necesidad de remediació­n.

“No estuvo nunca previsto que la cátedra ni ningún ente de la UNC remediara el sitio”, dijo. Y confirmó que “las tareas de remediació­n no se han iniciado”.

Fuentes oficiales de Senasa dijeron que el organismo se encuentra “abocado a la realizació­n del proceso de ‘gestión integral y remediació­n’”. “Desde hace unos meses, Senasa, por disposició­n de la Justicia, comenzó la segunda etapa del plan (que incluye la remediació­n)” y que “actualment­e se encuentra en proceso de contrataci­ón de los servicios”, sostuviero­n.

Qué dice Ambiente

El actual secretario de Ambien-

te de la Provincia, Javier Britch, admitió que la remediació­n se ha demorado, y advirtió de que se demorará más aún. “Hay una historia larga de idas y vueltas en este tema –dijo el funcionari­o–; no se han presentado los planes como correspond­e y, por lo tanto, no fueron aprobados”.

Britch subrayó que Senasa “es el principal responsabl­e porque generó el residuo y, de acuerdo con el principio rector de la ley de Ambiente, es responsabl­e hasta la disposició­n final de ese residuo”.

El funcionari­o explicó: “El eventual plan de remediació­n del predio implica la generación de nuevos residuos contaminan­tes como los que ya fueron enviados a Taym, como el DDT, y no hay lugar en esta provincia, y creo que tampoco en el país, para tratar y disponer finalmente de ellos”.

¿Cómo se resolverá la cuestión? “No lo sabemos”, respondió Britch. Y afirmó: “En el caso del PVC (de los transforma­dores) el material tuvo que ser llevado a otro país. Para que sea aprobado el plan de remediació­n del depósito de Senasa, el proyecto debería decir adónde se mandará el nuevo residuo. Hasta que no se sepa la disposició­n final, no se autorizará la remediació­n”.

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El galpón, igual. El lugar donde se almacenaba­n los tóxicos casi notuvo intervenci­ón para que dejara de afectar a la población.
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(RAMIRO PEREYRA)

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