La mirada de EE.UU.
El Departamento de Estado valoró positivamente la noticia.
Estados Unidos saludó ayer que el opositor venezolano Leopoldo López cumpla su condena en arresto domiciliario, lo que consideró “un paso significativo en la dirección correcta del Gobierno de Venezuela”.
La portavoz del Departamento de Estado Heather Nauert reiteró además el llamado a “la plena restauración de la libertad del señor López y sus derechos políticos”.
López es tan sólo uno de los más de 400 “prisioneros políticos” en Venezuela que contabiliza el Foro Penal. “Llamamos a la inmediata liberación de estos presos”, añadió la vocera.
López se mostró ayer en el interior de su casa, por encima de un muro de seguridad, agitando y besando una bandera de Venezuela. Su aparición provocó la euforia de partidarios que se habían reunido en las afueras de la vivienda, ubicada en el municipio de Chacao, en el este de Caracas.
El padre de López informó poco más tarde que a su hijo le pusieron un brazalete electrónico. Reacciones en la MUD Mientras tanto, otro de los líderes opositores venezolanos, Henrique Capriles, expresó alegría por el hecho de que López ya estuviera en casa con su familia. “Tiene que darse su libertad plena como a todos los presos políticos”, expresó Capriles, dirigente del partido Primero Justicia, en referencia a un grupo de más de 100 políticos que están encausados o sometidos a proceso penal.
También el diputado y dirigente del partido opositor Acción Democrática, Henry Ramos Allup, pidió en su cuenta de Twitter que el arresto domiciliario sea “un avance hacia la libertad plena”.
A su vez, el presidente de la Asamblea Nacional (Congreso unicameral), Julio Borges, de Primero Justicia, consideró que la liberación de López es, en parte, producto de las actuales manifestaciones contra el Gobierno, que en más de tres meses han dejado al menos 91 muertos. “Nuestra lucha de 100 días tuvo otro logro enorme, Leopoldo en familia. Ahora por tu libertad plena: Adelante, amigo. Adelante, Venezuela”, escribió en Twitter.
López, padre de dos hijos con Tintori, se entregó voluntariamente en febrero de 2014 a las autoridades, que lo acusaban de haber instigado las “guarimbas” o protestas violentas contra el Gobierno. El dirigente opositor fue enjuiciado y condenado a 13 años y nueve meses de prisión, una sentencia que fue aplaudida por el Gobierno. Los abogados de López, sin embargo, denunciaron irregularidades en el proceso y aseguran que fueron descartados muchos de los elementos para su defensa.
Ayer, el defensor del pueblo, Tarek William Saab, dijo en una rueda de prensa que “se verificó su integridad física y que está bien”.