La hora de la verdad para el acuerdo de 2015
Tal vez porque Córdoba padeció durante la fase final del ciclo kirchnerista una discriminación política y económica tan injusta como irracional, la nueva etapa inaugurada el 10 de diciembre de 2015 obligó a los protagonistas políticos a ensayar un nuevo marco de convivencia.
Las gestiones de la Nación y la Provincia se dispusieron no sólo al diálogo y a la cooperación, sino también a exhibir de manera ostensible su nuevo estilo de relacionamiento.
Esa sintonía quedó en evidencia especialmente en el plan de obras públicas conjunto y en la complementación de intereses en el Parlamento nacional.
Pero, además, puso de relieve un diagnóstico similar de los dos actores más relevantes de la escena: el presidente Macri y el gobernador Schiaretti. Ambos manifestaron una mirada coincidente: el país escapó en 2015, a duras penas, de una crisis social y política de magnitud impredecible.
Por eso, cuando el panorama de los comicios de medio término comenzó a asomar en el horizonte, voceros de ambas administraciones hablaron de la mutua conveniencia de protagonizar una elección de baja intensidad.
Es decir: una campaña donde las diferencias no terminen derruyendo el edificio de convivencia construido.
Hoy ha llegado la hora de la verdad para esas declamaciones tan propias de las democracias desarrolladas y tan extrañas para la política de reñidero a la que el país nos tiene acostumbrados.
Nuestro Primer plano de hoy refleja el punto de largada para ese desafío. ¿Será posible confrontar miradas sobre la provincia y el país sin que las ambiciones lleven la sangre al río?
Una política donde la crítica derrapa en el agravio –ya se ha comprobado–no es necesariamente lo mejor. Tampoco su extremo opuesto, donde una gestualidad vacía resulta tan insustancial que aborta el contraste de las propuestas. Tan diversas y plurales como la auténtica democracia.
UNA CAMPAÑA DONDE LAS DIFERENCIAS NO TERMINEN DERRUYENDO EL EDIFICIO DE CONVIVENCIA CONSTRUIDO.