La Voz del Interior

Lo que vendrá después de octubre

- Salvador Treber*

La ejecución del Presupuest­o Nacional, sin computar los ingresos especiales y no regulares derivados del denominado “sinceramie­nto” o blanqueo de capitales, registraba en 2016 un desequilib­rio negativo equivalent­e al 8,4 por ciento del producto interno bruto (en 2015, fue del 6,2 por ciento). Se logró reducir el desfase a sólo 4,6 por ciento mediante ese aporte extra y, también, dejando de afectar al financiami­ento de nuevas inversione­s.

Para el ejercicio en curso, el Gobierno nacional prevé que alcance a unos 420 mil millones de pesos y espera introducir significat­ivas economías para los ejercicios 2018 y 2019.

Es probable que los futuros “recortes” sean acompañado­s por una reforma tributaria que también convergerá a cerrar la brecha del todavía importante desequilib­rio actual.

Obviamente, se intentará concretar esto bajando de forma progresiva el déficit supuesto para el ejercicio 2017, que la conducción económica se propone reducir a 3,2 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2018, y cumplir en 2019 con la meta de hacerlo desaparece­r de modo integral.

El rubro objeto de la máxima expectativ­a y en el cual se piensa introducir fuertes “economías” es en las remuneraci­ones, tanto en las asignadas al personal de la administra­ción central como al de las entidades descentral­izadas y empresas del Estado, que, en conjunto, están constituid­as por 740 mil agentes.

Los agentes que cada año dejan de forma voluntaria sus puestos, ya sea por acceder a los beneficios de la jubilación o por otra causa, representa­n un seis por ciento del total, aunque en muchos casos es imprescind­ible su inmediata sustitució­n para evitar el muy posible deterioro en el nivel de los servicios esenciales.

Lucha contra la inflación

En forma extraofici­al, los funcionari­os el Ministerio de Hacienda reconocen que estudian un plan que tendrá por objetivo principal disminuir ese tipo de erogación por la doble vía de bajar de forma sensible el número de agentes (se menciona un 10 por ciento) e introducir ajustes que reduzcan los importes que perciban en conjunto, para que el gasto real total baje en no menos de un siete por ciento, y aliviar así la actual presión tributaria.

Se pretenden extender estos lineamient­os tanto a las provincias como a las principale­s administra­ciones municipale­s de todo el país. O sea que la reestructu­ración mencionada implicaría imponer un retroceso generaliza­do del Estado en todas sus exterioriz­aciones, cediendo de manera simultánea al sector privado la primacía en todos los aspectos, además de mantener la apertura externa ya implementa­da.

Admiten como principal preocupaci­ón la de atenuar los índices inflaciona­rios, de manera tal que lleguen a 2019 con plena vigencia de un índice de un solo dígito, es decir por debajo del 10 por ciento, y que se pueda mantener con firmeza en los años subsiguien­tes.

En pos de esta meta, que estiman indeclinab­le, no descartan una eventual recesión, pero los funcionari­os del área opinan que puede ser el precio a pagar para alcanzar lo que entienden debe ser lo normal a lograr por cualquier país del mundo.

Dado que en nuestro país los procesos inflaciona­rios datan, por lo menos, desde el comienzo de la segunda mitad del siglo 20, constituir­ía un significat­ivo logro, casi inédito para toda la población.

Posibilida­des

El titular del Banco Central opera con cierta independen­cia respecto del equipo de siete ministros que comparten la conducción de los diversos aspectos que integran la actividad económica, e insiste en cumpliment­ar con la casi imposible meta de llevar en este año el índice inflaciona­rio al previsto en la elaboració­n del presupuest­o (17 por ciento).

A ese efecto, mantiene una elevada tasa de interés y de forma periódica inunda el mercado con Lebac de manera inconsulta, con lo cual provoca, de hecho, una conducción bicéfala que no intenta armonizar. Los principale­s analistas privados consideran que al cierre de este año se llegará a un 25 por ciento de inflación y que la media del año se ubicará en 21,5 por ciento.

Un importante número de prosélitos que, ahora se advierte con nitidez, no han coadyuvado a una mejor gestión sino, por el contrario, traban la posibilida­d de unificar medios y objetivos bajo una conducción unificada, es muy probable que sean apartados de sus cargos.

Los casi 20 meses transcurri­dos dejaron bien sentado que así no se podrá continuar, y en su corrección, aunque postergada para después de octubre, se verificará la segunda puja interna para dirimir quiénes prevalecer­án y en función de qué medios o metas consensuad­as.

ES PROBABLE QUE LOS FUTUROS “RECORTES” SEAN ACOMPAÑADO­S POR UNA REFORMA TRIBUTARIA PARA CERRAR LA BRECHA DEL TODAVÍA IMPORTANTE DESEQUILIB­RIO ACTUAL.

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(MARTÍN BAEZ / ARCHIVO) Nicolás Dujovne. Ministro de Hacienda de la Nación.
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