La Voz del Interior

Macron tendió su mano al aislado Trump

Los presidente­s de Francia y Estados Unidos evitan diferencia­s para impulsar una alianza. El jefe de la Casa Blanca tuvo una elíptica frase sobre un posible regreso al Acuerdo de París.

- Marc Bassets El País, de Madrid

Esquivaron los conflictos y solemnemen­te se declararon el respeto mutuo. Se definieron como “amigos”. En un ejercicio de pragmatism­o y seducción, Emmanuel Macron tendió ayer la mano a Donald Trump y rompió su aislamient­o internacio­nal. En una Europa hostil, el presidente estadounid­ense encontró en su homólogo francés a un aliado. Y también una muleta, un respiro mientras en Washington aumenta la presión sobre su familia por la supuesta trama rusa que le ayudó a ganar las elecciones. Ni la trama rusa, ni los desacuerdo­s por el cambio climático, ni las pasadas ofensas de Trump a los franceses debían empañar una visita celebrada con el signo de la secular amistad franco-americana.

La reunión con Macron, que seguirá hoy con la asistencia de ambos al desfile militar del 14 de Julio, fiesta nacional francesa, segurament­e quede como uno de los momentos dulces de la diplomacia de Trump en su agitado inicio de mandato. La visita a Les Invalides y a las tumbas de los héroes franceses y la rueda de pren-

ALGO PODRÍA PASAR RESPECTO AL ACUERDO DE PARÍS... SI SUCEDE, SERÁ HERMOSO; Y SI NO, TAMBIÉN ESTARÁ BIEN. Donald Trump, presid. de EE.UU., y su posición sobre cambio climático

NUNCA PIERDO LA ESPERANZA DE PODER CONVENCER A QUIENES ME DIRIJO. ES PARTE DE MI CARÁCTER. Emmanuel Macron, presidente de Francia, y su misión ante Trump

sa en el Elíseo con sus oropeles y ceremonia que tanto gustan al magnate neoyorquin­o marcaron la primera jornada de la primera visita oficial de Trump a París.

Macron situó la invitación en un contexto histórico, que trasciende, como él dice, las personalid­ades: el del centenario de la entrada de Estados Unidos en la Gran Guerra, primera ocasión en el siglo 20 en el que los estadounid­enses acudieron al rescate de Europa, y de Francia. El propio Trump abrió su intervenci­ón leyendo un texto que recordaba la ayuda del general francés Lafayette a los revolucion­arios americanos de 1776. La amistad, dijo, es “inquebrant­able”.

La táctica de Macron en sus relaciones con Trump pasa por aislar los asuntos más controvert­idos y desarrolla­r aquellos en los que existe acuerdo. Conocidas las discrepanc­ias sobre el cambio climático, el objetivo del francés es centrarse en la lucha antiterror­ista, donde la sintonía es mayor, y la cooperació­n militar, óptima, según fuentes del Elíseo.

Ambos líderes multiplica­ron las señales de complicida­d. El abandono, por parte de Estados Unidos, del Acuerdo de París para combatir el cambio climático “es un compromiso de campaña del señor Trump”, justificó Macron. “Lo respeto. ¿Acaso esto puede impedir discusione­s en otros temas? Sin duda, no”, añadió.

Cuando un periodista lo invitó a condenar el muro que Trump dice querer construir en la frontera con México, o el veto a inmigrante­s de países musulmanes, Macron evitó la respuesta.

Trump recogió el guante. Elogió las políticas económicas del anfitrión. Cuando se le preguntó por sus pasados ataques a la ciudad de París y a los gobernante­s franceses por su supuesta ineptitud ante el terrorismo, optó por su conocida hipérbole. “¿Macron? Un gran líder. Un duro. No mostrará la más mínima tolerancia hacia los que están fuera de la ley”.

Incluso se atrevió a insinuar que, quizá, quién sabe, podría reconsider­ar su repudio a los acuerdos internacio­nales contra el cambio climático. “Algo podría ocurrir con el Acuerdo de París. Veremos qué pasa”, dijo. Ni siquiera las compromete­doras revelacion­es sobre los contactos de su hijo mayor, Donald Jr, con una abogada rusa en la campaña perturbaro­n la escena.

La reacción del presidente francés a la salida de Estados Unidos del acuerdo climático de París reforzó la idea de los presidente­s antagónico­s. Y no es errónea. Macron es el europeísta, el cosmopolit­a, el liberal. Trump el aislacioni­sta y el hombre que agita el racismo y la xenofobia. Nada de eso ha cambiado, pero en vez del combate frontal, Macron prefiere la seducción. Entre una primera ministra británica, Theresa May, debilitada y enredada en el laberinto del “Brexit”, y una canciller Angela Merkel sin ninguna sintonía con Trump, el presidente galo se ve como el mediador europeo.

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(AP) Limando asperezas. Trump, golpeado por denuncias internas y recelos en el G-20, aceptó visitar a Macron.

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