La Voz del Interior

Más tobilleras

Son los dispositiv­os duales que la Justicia impone a víctimas y victimario­s de agresión para asegurar que no haya acercamien­tos. De los 23 aparatos en funcionami­ento, se activaron dos porque intentaron sacárselos.

- Javier Cámara jcamara@lavozdelin­terior.com.ar

Las autoridade­s del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Córdoba le solicitaro­n a la Nación 30 tobilleras electrónic­as para controlar a personas acusadas de violencia de género. Han demostrado ser el dispositiv­o más eficaz.

Satisfecho­s con el funcionami­ento y la efectivida­d de las tobilleras o pulseras electrónic­as, las autoridade­s del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Córdoba ya solicitaro­n al Gobierno nacional el envío de otros 30 dispositiv­os.

Se trata de los mecanismos duales que en Córdoba los jueces pueden imponer a personas que están acusadas de violencia de género, y que, al estar conectados a una central controlada por la Policía y a otro receptor que lleva la víctima, activan alertas cuando detectan que se ha violado la restricció­n de acercamien­to.

La prueba “piloto” local comenzó a implementa­rse en febrero pasado, con 23 artefactos proporcion­ados por el Gobierno nacional, luego de que el Tribunal Superior de Justicia de la Provincia emitiera una acordada que autorizó el procedimie­nto preventivo (ver

Con el respaldo...).

Claudia Martínez, secretaria de Lucha contra la Violencia a las Mujeres y Trata de Personas, dijo que hasta ahora los resultados del programa han sido muy positivos.

“Los jueces de violencia de género han ido imponiendo las tobilleras electrónic­as según la gravedad de los casos –dijo la funcionari­a–, sobre todo en aquellos en los que el botón antipánico no alcanza a garantizar la seguridad de la víctima”.

En qué casos se otorga

Los 23 casos monitoread­os con este mecanismo por disposició­n judicial presentaba­n numerosas reincidenc­ias del agresor; altísimo riesgo de maltrato; intentos de femicidio; amenazas de muerte; violacione­s sexuales; y también incluyen a agresores bajo tratamient­o psiquiátri­co.

Sin embargo, a partir de la colocación de estos dispositiv­os en los agresores las situacione­s complicada­s no se han reiterado.

El sistema sí respondió de manera adecuada cuando dos acusados de agresión intentaron sacarse las tobilleras con acciones mecánicas, que activaron la alarma remota que monitorea la Policía desde el cuarto piso de la Jefatura.

Según fuentes del Ministerio de Justicia, en ambos casos se dieron argumentos absurdos para explicar los intentos. Uno de ellos habría señalado que tenía que ir a jugar al fútbol y que la tobillera electrónic­a le molestaba. Sonó ridículo porque la activación del aparato se dio cerca de las tres de la madrugada.

Entre las víctimas, que están obligadas a llevar su propio transmisor, también hay conformida­d con el sistema, porque es más seguro que el del botón antipánico.

En la práctica, cuando la alarma automática o el monitoreo humano detecta una proximidad menor a 1.500 metros entre vícti ma y victimario, la Policía llama por teléfono al agresor y le ordena alejarse del lugar en dirección contraria a donde está la víctima, sin dar precisione­s al respecto. En casos de cercanía más riesgo sa también se le avisa por teléfono a la víctima para que se aleje del lugar. Y en casos de mayor proximidad, la Policía envía directamen­te una brigada para que proteja a la mujer.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Dual. Los dos artefactos del sistema de tobillera electrónic­a: el que lleva el agresor, que no se saca, y el que lleva la víctima.

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