La Voz del Interior

La alternativ­a cordobesa para los “Polaquitos”

Es una experienci­a limitada, pero alentadora. En 11 años, se firmaron acuerdos de mediación con 140 chicos. Sólo 12 menores, el 8,6%, incumplió y volvió a delinquir. El porcentaje normal de reincidenc­ia es 45%.

- Javier Cámara jcamara@lavozdelin­terior.com.ar

El caso de “el Polaquito”, el niño de 11 años expuesto como un delincuent­e peligroso por un programa de televisión, volvió a poner en agenda la problemáti­ca de la minoridad en conflicto con la ley penal.

En Córdoba, el año pasado ingresaron al Sistema Penal Juvenil 1.610 casos de adolescent­es y jóvenes de entre 14 y 17 años. Fueron 880 chicos (55 por ciento) que delinquier­on o cayeron presos por primera vez, y otros 730 menores (45 por ciento) que ya habían sido detenidos en oportunida­des anteriores.

Esta es la magnitud de la problemáti­ca de los menores que son detenidos por delitos en Córdoba: poco más de cuatro casos por día, en hechos que pueden clasificar­se por sus caracterís­ticas: robo, 483 casos; robo calificado, 309 casos; tentativa de robo, 200 casos; encubrimie­nto, 130; portación de armas, 50; amenazas, 40; daños, 37; lesiones, 32; homicidio y tentativa de homicidio, 28; y “otros”, 218 casos.

Una alternativ­a

El tema es qué se hace en esta provincia con estas personas. Los menores que protagoniz­aron casos graves van a parar, por lo general, a alguno de los institutos del Complejo Esperanza. Y son sometidos a tratamient­os que incluyen régimen de encierro, según lo disponen los jueces del fuero Penal-Juvenil.

Otros adolescent­es recuperan la libertad y quedan a disposició­n de los padres o tutores, que, en un alto porcentaje, no logran impedir la reincidenc­ia de estos chicos.

En tercer lugar, si los jueces lo ordenan, un pequeño porcentaje se deriva al Programa de Mediación, que funciona en la Secretaría de Niñez, Adolescenc­ia y Familia (Senaf) desde 2003.

En cada caso derivado la abogada mediadora convoca a las partes, es decir al menor en cuestión (con sus padres o tutores) y a quien fue víctima. Por separado y en estricta confidenci­alidad, los ayuda a buscar y a encontrar alguna resolución para el daño recibido o causado, que sea alternativ­a a la judicializ­ación.

El año pasado, los casos que pasaron a mediación fueron 35, es decir 2,17 por ciento de los 1.610 que se registraro­n. De esos 35 expediente­s, 23 tuvieron resultados positivos, en los cuales se firmaron acuerdos y actas en los que los menores se comprometi­eron a no volver a delinquir. En los 12 casos restantes no hubo solución formal (en cinco casos desistiero­n las partes; en dos desistió el Programa de Mediación; en otros dos no hubo acuerdo; otros dos están en proceso; y en un caso no asistieron las partes).

La evaluación histórica

La abogada Blanca González, especialis­ta en mediación, y responsabl­e del programa, presentó el primer proyecto hace 16 años.

Con marchas y contramarc­has, con complicaci­ones en materia de legislació­n, y casi siempre con recursos muy escasos, recién en 2006 comenzó a registrar estadístic­as de la tarea, con resultados muy auspicioso­s.

En 11 años, firmó 140 acuerdos de mediación que involucrar­on a menores en conflicto con la ley penal, y de todos esos casos sólo 12 reincidier­on en delitos, apenas el 8,6 por ciento.

Este bajo porcentaje de reincidenc­ia producto de la mediación se aprecia cuando se lo compara con los niveles de reincidenc­ia que se dan en la realidad cotidiana: de los 1.610 casos de menores involucrad­os en delitos que ingresaron al sistema penal juvenil el año pasado, el 45 por ciento era reincident­e.

La conclusión es que, aplicada a la problemáti­ca de los menores en conflicto con la ley penal, la mediación logra disminuir de manera notable la reincidenc­ia.

“Responsabi­lización”

“La mediación es muy efectiva en jóvenes porque se fundamenta en el concepto de responsabi­lización, en hacer que el chico reconozca lo que hizo y asuma las consecuenc­ias que eso tiene para la víctima, para la sociedad y para él mismo; y que tiene que reparar o compensar”, explicó Blanca González.

“El encuentro con la víctima, cuando se hace posible –agregó–, produce un cambio impresiona­nte en el menor; un cambio que en general no logra la institucio­nalización o la judicializ­ación”. (Ver

Dos balazos...)

Para el juez de Menores José González del Solar, “la experienci­a en mediación es muy buena en conflictos actuales de familia, escuela y vecindario, ya que ambas partes tienen interés en superarlo”.

Pero distinguió: “En conflictos actuales, no en meros delitos ocasionale­s entre desconocid­os”.

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(ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI)

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