De Vido se ampara en el cinismo
La novela más difundida sobre la vida del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria narra un episodio revelador que sirve para entender por qué ascendió casi hasta la cima del poder colombiano.
Cuando la demanda de cocaína aumenta desde la Florida, Escobar tiene una logística acotada. Necesita comprar una avioneta. Se lo sugiere a su primo, el administrador de sus negocios. Es imposible, le responden. Le explican que ni por lejos tienen el dinero suficiente. Escobar escribe una lista a mano con los notables de Medellín a los que se les debe sugerir una inversión. El primo le recuerda que ellos dos son sólo un par de traficantes despreciables. Que la alta sociedad colombiana no admitirá un pedido de financiamiento así.
Escobar lo recrimina con serenidad. Se lo subraya: debe decir que son exportadores de productos químicos y ofrecer un negocio de una rentabilidad insuperable. Él sabe que ninguno de la lista dirá que no. Conoce como pocos el nivel de cinismo de la sociedad en la que su negocio ha crecido. Y así consigue su primera avioneta.
El kirchnerismo alcanzó la cima del poder en el país porque conocía el cinismo de la sociedad argentina. Hizo suya la idea de que la trama social está transida por una corrupción estructural. Pero impuso una variante propia: sólo es posible elegir el mal menor: una corrupción para el acceso al poder de los más pobres.
Con ese argumento, el kirchtifica- nerismo cerrará filas esta semana para proteger a Julio De Vido, el funcionario clave del entramado de saqueo a las arcas públicas más portentoso y elaborado desde la restauración democrática. Las probabilidades de que tenga éxito son elevadas. La izquierda se solidarizará con la defensa. Como una vestal supuestamente ingenua, sus líderes han quedado cautivos del discurso cínico.
Cambiemos intentará –con una herramienta legítima– juzgar políticamente a uno de los más cuestionados exfuncionarios que se atrincheraron bajo la cúpula del Congreso, en la jaula dorada de la inmunidad parlamentaria. El oficialismo supone que el mero intento será suficiente. Se equivoca. Para desbaratar la elevada anuencia social conseguida por el discurso cínico no basta con intentar.
Intentar y fracasar es una muestra adicional de debilidad que fortalece la imagen de poder inexpugnable de los zares de la corrupción. Por eso Cristina Fernández espera y no dice nada sobre el tema. Su electorado jus- la corrupción para el poder de los pobres, aunque su gestión haya dejado un tercio del país por debajo de la línea de pobreza.
Quien desee encontrar el discurso de la expresidenta en la campaña debe prestar atención a un flanco desde el cual fustiga al Gobierno. Desde las organizaciones sociales que le responden, la conflictividad social va en aumento. Porque si no se puede refutar la corrupción de De Vido, es mejor contraatacar con aquello que es irrefutable para el Gobierno: el tercio de argentinos bajo la línea de pobreza.
El oficialismo nacional ha quedado en un brete. Los mismos que generaron la grieta que divide a la sociedad argentina son los que lo critican por no cerrarla. Y sugieren para eso una amplia amnistía para los que saquearon
el Estado durante una década. Si el Gobierno accede a esa presión, deja en la impunidad a quienes usarán sus recursos mal habidos para derrocarlo. Si se resiste, dirán que polariza para agigantar la grieta, victimizar a los próceres y perseguir a los huerfanitos. Cambiemos no tiene opción. O construye el fin de la impunidad, o resucitará a quienes la consigan.
Silvio Berlusconi se apresta para candidatearse en Italia. Dice que nunca hizo nada malo. Si non e vero, e ben trovato. Sus causas judiciales ya prescribieron. Es otro que bien conoce a su sociedad.
SE ATRINCHERARON BAJO LA CÚPULA DEL CONGRESO, EN LA JAULA DORADA DE LA INMUNIDAD.
de la resolución 125, con productores de campo. Desde Cambiemos chicanearon: el tambo visitado es del hermano del exintendente kirchnerista Jorge Fernández.
“Veo una campaña muy profesional; entiendo que Cristina le está haciendo caso al experto ecuatoriano que la asesora”, dijo a este diario el consultor político Federico González.
Su referencia es hacia Vinicio Alvarado Espinel, exasesor de Rafael Correa. Fue el jefe de campaña del actual presidente de Ecuador, Lenín Moreno. Desde el entorno de Cristina, relativizan la influencia del ecuatoriano.
La fidelidad al libreto de campaña, basado en “visibilizar a los afectados por las políticas macristas”, no se vio afectada por los avatares judiciales y legislativos de Julio De Vido.
“Cristina no va a responder ninguna chicana judicial; no nos vamos a mover de nuestro eje de campaña”, adelantó el dirigente de La Cámpora.
Por estos días, dos encuestadores inyectaron optimismo a Sergio Massa, candidato a senador nacional junto a Margarita Stolbizer. Ambos trabajos le dan el primer puesto a Cristina Fernández, pero ubican en el segundo escalón al líder del Frente Renovador, dejando en tercer puesto a Bullrich.
Hugo Haime ubicó a la expresidenta con un 36,4 por ciento, a Massa con un 26,8 y a Bullrich con un 17,5. Randazzo, lejos con 7 por ciento. Para Raúl Aragón, la medición ubicó a Cristina Fernández con un 32/33 por ciento, a Massa con un 26/27 y a Bullrich con un 21/22. El que la tiene difícil es Florencio Randazzo, postergado al cuarto puesto por todas las encuestas.
A diferencia de Cristina, Massa y Bullrich, en el Frente Justicialista habrá disputa: por un lado Randazzo y, por otro, el intendente de José C. Paz, Mario Ishii.
EN EL ENTORNO DE CRISTINA DICEN QUE TAMPOCO LE TEMEN AL “VOTO ÚTIL” AL QUE PUEDA APELAR EL OFICIALISMO NACIONAL. ES ALGO QUE YA INSINUÓ EL PRO. “LA PELEA CONTRA LAS MAFIAS SE VERÁ CONDICIONADA SI NO GANAMOS LA ELECCIÓN”, DIJO VIDAL.