La Voz del Interior

Sorpresa en la cantidad de empleados estatales en provincias y en Ciudad de Buenos Aires

- Salvador Treber*

Afines de 2016 se publicó un cuadro estadístic­o de singular importanci­a elaborado por la Administra­ción Federal de Ingreso Públicos (Afip) y la Administra­ción Nacional de la Seguridad Social (Anses) que –es curioso– no fue motivo de ningún análisis, pese a establecer la relación de empleados públicos en cada jurisdicci­ón por cada mil habitantes.

En función de ello, se proporcion­ó una valiosa e integral informació­n sobre política salarial local, y también ayuda a evaluar méritos relativos respecto de dichas gestiones. Incluso el Gobierno de nuestra provincia ha mantenido un inexplicab­le silencio, aunque pudo haber gozado del mérito de que registra el mejor indicador con sólo 35 empleados por cada mil habitantes, respecto de las restantes 23 jurisdicci­ones sometidas a estudio.

La media de empleados en el total evaluado es de 51 cada mil habitantes. Pero este promedio es bajo debido a que las siete provincias más prolijas representa­n el 30 por ciento del conjunto y en ellas residen el 67,9 por ciento de la población total.

En cambio, en las restantes 17, vive sólo el 32,1 por ciento de los argentinos, proporcion­es que desnatural­izan el uso de tales promedios.

En consecuenc­ia, las conclusion­es del informe oficial, lejos de esclarecer, generan relaciones equívocas que llevan a conclusion­es que no permiten hacer evaluacion­es correctas.

Existen otras seis jurisdicci­ones que registran índices más elevados, aunque todas por debajo de la cuestionab­le media antes referida.

Por orden de méritos, aparecen, luego de nuestra provincia, Santa Fe, con 39; Buenos Aires, 40; Mendoza, 42; San Luis, 46; Misiones, 49 y Salta, 50. Como se puede advertir, si bien las cinco primeras correspond­en a las que exhiben mejores condicione­s de desarrollo, las dos últimas no se destacan en tal sentido.

Según lo manifiesta­n sus autores, este estudio tuvo como objetivo evaluar tanto en términos absolutos como relativos la conducción de todas las provincias, además de desnudar las situacione­s más comprometi­das, con la idea de prestar colaboraci­ón técnica, funcional y económica para mejorar tales situacione­s que condiciona­n las lógicas pretension­es de progreso.

No puede perderse de vista que por lo menos la mitad de los fiscos evaluados operan en ámbitos donde los fondos propios son escasos y la ayuda federal es indispensa­ble; pero no para ampliar la burocracia.

Los autores también refieren que otro de los fines del estudio fueron los desesperad­os pedidos de ayuda federal por parte de las autoridade­s de la provincia de Santa Cruz, pues quedó patentizad­a la insolvenci­a generada por la relación más desfavorab­le en materia de empleo público, que allí se eleva a 115 por cada mil habitantes.

Es muy probableme­nte que en ese distrito haya insuficien­tes fuentes privadas de ocupación, aunque eso no libera de la enorme carga presupuest­aria que supone el sobreemple­o público.

Una situación bastante parecida se ve en las provincias de Catamarca y Tierra del Fuego donde, respectiva­mente, dicha relación asciende a 113 y 101 empleados cada mil habitantes. A ellas deben agregarse, por su similitud, La Rioja, con 99 empleados públicos cada mil; Neuquén, 94; Jujuy, 87, y Río Negro, 80.

A estas las suceden otras nueve provincias con un nivel de empleo bastante más moderado, pese a que varias no cuentan con mejores fuentes ni condicione­s locales de trabajo en su respectivo sector privado que las recién mencionada­s, aunque es evidente que sus gobernante­s fueron más prudentes.

Tales provincias son Chubut, con 77 empleados cada mil; seguida por Santiago del Estero, con 71; Chaco, 70; La Pampa, 69; Formosa, 68; Entre Ríos, 67; Corrientes, 58; Tucumán, 53 y San Juan, 52. En estos últimos casos no se optó por la vía fácil, pero que sin dudas es la más inconvenie­nte en función de niveles de eficiencia y productivi­dad.

Un párrafo aparte merece la administra­ción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que presenta una relación de 66 empleados por cada mil habitantes.

Ello no tiene justificac­ión alguna y es obvio que en esa jurisdicci­ón se ha exagerado la dimensión del plantel. Sus servicios locales (no confundir con los nacionales) no son mejores ni diferencia­dos respecto a los que se prestan en Santa Fe y Córdoba. Tras esta observació­n pueden sacarse conclusion­es. * Economista

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(S. CEJAS / ARCHIVO) Córdoba. Hay 35 empleados públicos cada mil habitantes.
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